miércoles, 29 de noviembre de 2017

UNA REFORMA EN CLAVE ANTIVALENCIANA

 

Per Joan Ignaci Culla
President de Renaixença Valencianista

Ante el debate de política general y cerca de una fecha tan señalada para los valencianos, como el 9 d’Octubre, el la que hacemos balance de los acontecimientos más importantes ocurridos en nuestras tierras cada año; no podemos obviar la reforma del Estatuto y las claves que han posibilitado su trámite.
La reforma, lejos de presentarse en “clave valenciana”, se ha convertido en la “hoja de ruta” de algunas autonomías y el freno a las aspiraciones de otra. Es decir, que se ha pensado más en los intereses de España en general y de Cataluña en particular, que en el de los propios valencianos. PP y PSOE se han unido para maquillar, y no cambiar, un Estatuto, y, así, satisfacer sus intereses partidistas, evitando entrar en las soluciones que planteábamos y necesitábamos los valencianos: avanzar en el autogobierno, mejorar la situación económica o algo tan importante como consolidar las señas de identidad.

El proyecto nació viciado, por la inclusión y el incomprensible blindaje de la AVL, por parte del acomplejado PP, para compensar el catalanismo sucursalista del PSPV.

El PSPV, por convicción propia, y el PSOE, por el chantaje del trilero catalán, con la inestimable colaboración del PP, han sellado “de hecho”, la unidad de la lengua a través del dictamen de la AVL, que va a servir como referencia y como excusa para eliminar definitivamente nuestra lengua valenciana.

Prueba evidente (por si no lo teníamos claro), de quién son sus aliados, es que el pasado 1 de septiembre la AVL, subvencionó sin ningún tipo de sonrojo ni cortapisas, con 18.000 euros a revistas y boletines informativos de asociaciones catalanistas que forman parte de la “Xarxa d’entitats civiques i culturals dels països catalans”, como El Punt (con sede central en Gerona), Camacuc, Saó, Centre Excursionista de Valencia y la editorial Afers, que tiene en su web un mapa reveindicativo de los països catalans (LP, 7/9/05).

Y es que, la negación a la identidad propia de los valencianos por parte de nuestros políticos y contar con la AVL, envalentona a ERC a la hora de pactar el uso de las lenguas en el Congreso sin el valenciano. Su portavoz, Joan Tardá, declaró: “El acuerdo negociado con los socialistas representa una gran victoria para el reconocimiento del plurilingüismo” (LP, 5/9/05). Es más, como los académicos de nuestra institución, defensores a ultranza del catalanismo, reniegan de la identidad de nuestros clásicos, el gobierno catalán se los apropia (una vez más), y celebra la Diada en la Expo de Japón con la lectura de la obra valenciana “Tirant lo Blach” (LP, 12/9/05).

Y, como Zapatero, no se atreve a discutir con Carod-Rovira, no porque piense que discutir con un idiota es bajar a su nivel, sabiendo además, que te gana por experiencia; sino porque está hipotecado, éste le “exige que en los colegios valencianos se enseñe catalán”, como sí eso no sucediese en este momento, con el apoyo de la consellería del PP; cualquier padre que revise los libros de texto de sus hijos lo ratificará. (LP, 12/9/05).

Y, por si acaso se despista nuestro presidente, los de ERC lanzan un ultimátum al PSOE para alterar el Estatuto valenciano. “Presentarán enmiendas a favor de la unidad de la lengua” (no se conforman con que lo recoja la AVL, ahora quiere más, y necesita que de forma explícita figure en el Estatut). El diputado Cerdá (que es valenciano), advirtió que “de no cambiar el Estatuto, tendrá graves repercusiones para las relaciones mutuas” ya que “se van a complicar mucho la vida en Madrid y Barcelona” (LP, 19/9/05). Y algo se ha tenido que mover, cuando el secretario de Organización del PSOE, José Blanco, asegurase que su grupo había alcanzado con ERC e IU-ICV un “acuerdo global en las líneas generales de los presupuestos (PGE) de 2006, (ABC.es, 22/9/05).

Y es que, tras los éxitos de las continuas reveindicaciones de ERC, ahora van más allá y “pretenden la selección de sexo del bebe” (ABC.es, 21/9/05). No especifican en su petición, si lo que realmente pretenden es que, nazcan hablando catalán y con bigote.

La sumisión es tal que, el Instituto Cervantes, que dirige el comisario político Cesar Antonio Molina, y en cuyo patronato de esta institución oficial, figuran como presidente ejecutivo José L. Rodríguez Zapatero, además de los ministros de Exteriores y de Educación y Cultura, ha declarado que sus fines son la “promoción y difusión del euskera, el catalán y el gallego en el mundo”, marginando el valenciano (LP, 22/9/05), cosa que no parece importarle a González Pons, después de sus reuniones con los catalanes y pactar la aniquilación de nuestra lengua.

Y el colmo del entreguismo al catalanismo, lo protagoniza Joan I. Pla (no sé si por convicción propia, o en busca de empleo con la OPA de La Caixa, cuando lo sustituyan en política), en su intervención en la Cortes Generales, abriendo su turno con un discurso “fusteriano”, reconoce que el Estatuto no excluye las denominaciones que proponga la AVL, para el valenciano (es decir, el catalán), y asume que la Comunidad Valenciana, comparte “muchas características” con otros pueblos y comunidades autónomas. No es de extrañar que con semejante discurso recibiese la felicitación del ponente de CIU, Jordi Xudá, por tal atrocidad, además, de por insinuar las glorias de la eurorregión de Maragall (denominación que usa en lugar de països catalanes para no molestar a los valencianos; LP, 5/9/05).

Y por otra parte, el PP, que ha pensado más en los demás, que en los valencianos. Ha redactado un Estatut acomplejado, sirviendo a los intereses políticos de Madrid, “este tipo de Estatuto es el mío” (Rajoy, en su visita a Crevillente; LP, 17/9/05); “Coincide con los postulados de Rajoy” (Castellano, LP, 21/9/05) y culturales de Barcelona (salvaguarda el nombre de valenciano, pero sentencia la unidad de la lengua con la inclusión de la AVL). Han querido cubrirse de cara a la galería con la disposición segunda (cláusula Camps), para “no ser menos que nadie”, cuando la realidad es que no hay proyecto propio, y así lo reconoce Jordi Sevilla, “es una disposición política que carece de peso jurídico”. Eso sí, el bipartidismo, se seguirá beneficiando al no bajar la barrera electoral del 5 al 3%, evitando así, la pluralidad política y el sonrojo que le produciría que le dijesen en la Cámara valenciana, el entreguismo cultural al que someten al pueblo valenciano, además de carecer de iniciativas propias para liderar a esta Comunidad.

En definitiva, un Estatuto pensado para salvaguardar la primera estrofa de nuestro himno regional, como justificó Trillo en su intervención, al asegurar que se había redactado en “lealtad” al Estado. Dedicando casi más tiempo en defender que el nuevo texto “no habla de otra nación que no sea la española, ya que en la Comunidad Valenciana, cuanto más valencianos se afirman, más españoles se sienten”. En conclusión, una declaración velada más a la reforma catalana, que a la propia valenciana.

Hemos perdido la gran oportunidad de hacer la gran Carta Magna para los valencianos. Un Estatuto en “clave valenciana”, que reafirmase nuestra personalidad propia y diferenciada, además de atender las necesidades que nos preocupan, con las soluciones que este pueblo dinámico es capaz de desarrollar. Nuestros responsables políticos, no han sido capaces de ver nuestras auténticas demandas, muchas de ellas nacidas desde nuestro más profundo sentimiento, elaborando por el contrario, una redacción que no podemos compartir, ni disfrutar este 9 d’Octubre, porque se ha hecho en “clave antivalenciana”. ¿No creen que ya era hora de: “ofrendar nuevas glorias al Reino de Valencia”?


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