Per: Josep Boronat Gisbert
Desde hace bastantes años el catalanismo está intentando por todos los
medios, lícitos e ilícitos, -mas estos que aquellos-, entrar y apoderarse del “ser” y del “saber
que se es” de los valencianos, para obtener su deseo, acariciado mucho tiempo
por ellos: poder ser “cap i casal” de un
Estado Europeo no español. Claro que económica y financieramente les es
inviable sin los recursos de la región valenciana, debido a la balanza de pagos
deficitaria de miles de millones de pesetas anuales que tendría Cataluña a
solas.
El catalanismo mantiene en el Reino de Valencia a
profesionales y profesionalidades de esta acción, los cuales intentan “desde dentro” manipular las
inteligencias para remover los obstáculos y promover presiones que favorezcan
sus propósitos.
Lo hacen de una manera bastante sofisticada, como
esta mandado en toda acción basada en el engaño.
Los
profesionales del catalanismo se instalan en puntos neurálgicos importantes
para la formación de los “estados de opinión” es decir, en centros de enseñanza
y de formación del profesorado, medios de comunicación de masas, televisión y
periódicos, industria editorial, mundo del arte e incluso en centros y lugares
dedicados al culto religioso. Han ido colocando peones estratégicamente y están
siempre a la que cae para proponer y poner a quien les conviene.
Desde esas posiciones, una vez conquistadas, no
tratan de promover honestamente las propias convicciones. Tratan de imponer
todo el catafalco catalanista sin el mas mínimo respeto a nada, y menos que a
nada a la verdad. Cambian y tergiversan todo lo que les viene en gana.
Hay técnicas psicológicas y de propaganda que son
verdaderos lavados de cerebro, y que no necesitan de grandes inteligencias para
llevarlas a término, sino solamente mucha “barra”, una desvergüenza bien probada y nada de principios éticos. Los
ciudadanos que padecen las técnicas de bombardeo y repetición en los medios de
información y de difusión mencionados, son ordinariamente una masa maleable,
sobre todo si no tienen un cuerpo de ideas y de convicciones fundamentadas que
fortalezcan una actitud crítica y no sencillamente receptiva. Sobre todo por
que ellos buscan el asentimiento pasivo para la infiltración, para la
persuasión dolosa e idiotizante. Un ejemplo, la repetición y uso exclusivo de
la denominación “País Valenciano”. No dan razones o argumentaciones. Repiten,
repiten y no se salen de ahí.
Catalanistas maquiavélicos o mesiánicos ocupan los
medios de difusión masiva de la cultura como los que ocupan una posición en una
acción de guerra. Utilizan el engaño, las presiones, la mentira, la intriga, el
soborno, las amenazas y otras violencias, condenando al ostracismo cultural, en
los lugares neurológicos ocupados por ellos, a todos los que no aceptan
dócilmente su línea.
Esa línea ha sido y sigue siendo, en primer lugar,
la depreciación y desvalorización de todo lo propiamente valenciano, el
carácter de los valencianos, el hablar de los valencianos, las fiestas
valencianas... Es muy curioso e interesante observar la notabilísima manera de
presentar las cosas valencianas en los medios de formación de opinión sujetos
al ronzal de los profesionales del catalanismo: todo lo que no enaltece una
supuesta dependencia a lo catalán, es
vulgar, mediocre, anacrónico, folklórico, dialectal, basto, grosero... y
fascista... aunque quien lo defienda haya militado toda su vida en posiciones
netamente antifascistas, pero no se doblega a creer que todo lo bueno, lo
grande, lo sublime, viene de Cataluña. A los catalanistas no les importa la
realidad. Para ellos la cuestión es tirar fango a los que no se inclinan
delante de la Gran Cataluña.
Si en el suministro de aguas de una ciudad se
comprobara que los encargados de los depósitos y de las conducciones, los que
vigilan la pureza y potabilidad de las aguas, estaban introduciendo, poco a
poco, pero constantemente, un producto químico que drogara a la gente
produciendo amnesia y pérdida de la personalidad, llegando a la larga a
convertir a los habitantes en sujetos aptos para una vida de robots, ¿que
deberían de hacer los que se dieran cuenta de esta atentado delictivo?.
Pensamos que los estados de opinión no se forman sin
medios de difusión y de educación. Y no precisamente a través de los creados
adrede en esa finalidad, a benficio solamente
de los interesados en esa problemática.
Los estados de opinión llegan normalmente a formarse a través de los
medios de difusión y de formación normales, los que llegan a la mayoría, los de
influencia generalizada: diarios, televisión nacional y programa regional,
centros educativos que en esta cuestión están mediatizados por el Instituto de
Ciencias de la Educación, Consejerías de Cultura y Educación.
Es fundamental remover de los lugares privilegiados
de envenenamiento de las aguas de la información y de la formación a los
profesionales del catalanismo, que todos sabemos quien son y como actúan.
En Valencia-Ciudad es muy patente la
resistencia popular a la acción
catalanizadora, pero los medios
generales de formación y de opinión, en gran parte, siguen escorados a la parte
de la mentalización o pre-mentalización catalanista. Y así las demás tierras
del Reino están sujetas a la influencia que comento. Es urgente cortar el
suministro de sustancias venenosas a través de las conducciones de agua
potable. Como también es urgente
proporcionar antídotos. Es necesario resistencia y acción. Pero de todos.
Masivamente.
Si queremos que no desaparezca Valencia como pueblo
diferenciado, es preciso que no estén en las manos de profesionales de la
catalanización los puntos neurológicos de la formación y de la información:
Aitana TV, ICE de la Universidad de Valencia, Consejerías de Cultura y
Educación. Y que al menos un periódico, mejor dicho un diario, de solera
periodística y de ámbito general, que llegue
a todos los pueblos de todo el Reino o Nación Valenciana, tenga una
orientación claramente libre de las manipulaciones catalanistas.
La defensa propia da el derecho a la resistencia y a
la acción. Da el derecho. Pero también el deber. El deber de organizar y de
colaborar activamente en la “RESISTENCIA”, como los franceses en la invasión
alemana. Como los valencianos hicimos contra los franceses, con Vicente
Domenech “El Palleter” al frente, en la Guerra de la Independencia.
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