AUTOR: JUAN VANRELL NADAL
(Nomes versio en Castellà · Solo versión en
Castellano)
Nadie puede negar la antiquísima y gloriosa
historia de Valencia. Nadie puede ignorar su destacada importancia geopolítica
en su época musulmana. Un sabio moro del reino taifa «Denia-Balares», Ibn
Sïdah, (Siglo XI) reconoce explícitamente que su árabe no es puro porque vive
rodeado de gentes que hablan romance. «Romanç mallorqui» lo llama el doctor
medievalista Gómez Bayarri. Cataluña no puede presentar algo parecido.
Geopolíticamente se constituyó, como tal, en el siglo XIV. Valencia hacía
siglos y siglos que tenía historia, lengua y nombre propio. Es una descarada
manipulación interesada decir que Cataluña ha conquistado y dado su lengua
catalana a los reinos de Mallorca y Valencia. Insisto una vez más en que
Cataluña no constituía ninguna entidad geopolítica en 1238. Conformaba sólo una
suma de condados autónomos.
Dicho por el citado Ibn Sïdah, en Valencia y
Baleares se hablaba romance. ¿Qué se hablaba entonces en la actual Cataluña?
También se usaba una lengua romance, derivada del provenzal, francés, llamada
«llemosi». Se asentó en territorio catalán con la constitución de la «Marca
Hispánica» por Carlomagno. El propio Jaime I decía que hablaba lemosi. El
historiador Mariano Bendito Saura ha encontrado documentos que evidencian que
en los años en que Mallorca fue reino propio e independiente se daban en
Baleares dos lenguas: el «llemosí», usado por el rey, la corte y los documentos
oficiales; y el «romanç mallorqui» usado por el pueblo desde antiguo. Mallorca
sólo fue reino independiente 67 años, de 1276 a 1343. Los catalanes,
insaciables como siempre, no cesaron de importunar y guerrear hasta hacérselo
suyo.
Consultando las enciclopedias Espasa y
Larousse, editadas ambas en Cataluña, descubro una vez más que los
pancatalanistas cuentan la historia como les conviene, no como realmente fue.
«La mayoría de la población de Mallorca acogió jubilosamente su anexión a la
corona catalano-aragonesa y no prestó a Jaime III auxilio alguno» (Larousse,
t.6). Omiten todos los engaños y las incontables argucias de Pedro IV hasta
arrebatar el trono de Mallorca a su sobrino en 1343. Omiten que de Pollensa,
donde había desembarcado Jaime III con su ejército, para reconquistar la isla,
hasta Lluchmayor, donde murió en combate el 25 de octubre de 1349, hay el
triple de distancia que la precisa para llegar a Palma. Omiten también –y esto
es lo más grave– la traición cobarde el ejército mallorquín, debida al secreto
contrato que hizo en Barcelona Beltrán Roig, ciudadano de Mallorca. Lean el
cronicón mayoricense.
«Mutans mutandis», lo político de 1343 se ha
trasladado ahora a lo lingüístico con la cantinela de que el balear es catalán.
¡¡Qué barbaridad histórica y qué traición a Baleares decir a los niños en las
escuelas que el mallorquín es vulgar y payés mientras que el catalán es culto y
distinguido!!
Como en la anexión del reino de Mallorca a la
corona catalano-aragonesa (sic), hay también ahora nombres concretos. La
apostasía de la lengua balear ha sido muy bien pagada. ¿Les dice algo el nombre
del Ilmo. Sr. D. José F. Conrado de Villalonga, actual delegado de Baleares y
subdirector general de la Caixa, «decidí que la lengua oficial tenía que ser el
catalán» («El mundo», 18/05/02, pág. 14)? ¡¡Cuántos y cuántos adoradores del
becerro de oro de la lengua catalana han ido siguiendo tan rentable ejemplo!!
En Valencia, por acción, tenemos a Eliseu
Climent y, por omisión, a Zaplana y Camps. Estos aún no han tenido dídimos para
cambiar la «Lley d’Us i Ensanyament de Valencià», impuesta con premeditación,
nocturnidad y alevosía por el gobierno socialista de Lerma y Ciscar en
noviembre de 1983. Sigue siendo oficial el valencià normalitzat, es decir, el
catalán estándar fabricado por el Instituto de Estudios Catalanes. Después de
tres legislaturas con mayoría absoluta siguen sin devolver al buen pueblo
valenciano su auténtica lengua ancestral. En el paroxismo de su cobardía crean
la nefasta Academia Valenciana de la Lengua) ¿De qué lengua, Sr. Zaplana...?
¿Quo Vadis, PP valenciano? Con verdadero acierto el presidente fundacional de
LA RAZÓN, Sr. Anson, les llama pardillos, acomplejados.
En Baleares los
idólatras catalanistas son legión. Entre ellos está el propio presidente Sr.
Matas, entrevistado el pasado 28 de octubre por una guapa periodista del Canal
33, sonriente y sin el menor rubor, le contestó que el balear y el catalán eran
la misma lengua. La rubia catalanita casi se le desmaya en éxtasis
pluriorgásmico. La respuesta científica hubiera sido: «Hablando nuestra propia
y diferenciada lengua, catalanes y mallorquines nos entenderemos perfectamente,
desde antes de la reconquista. Son lenguas muy parecidas con idéntica raíz
latina». Nuestros melifluos y cobardes peperos se «ciscan» antes de proclamar
esta verdad irrefutable. Obvio que el Instituto de Estudios Baleáricos, de
reciente y matasiana creación, esté integrado por fervientes pancatalanistas.
uno de ellos, Sebastià Alzamora, en un brillante arrebato de elocuencia,
dignidad y buenas maneras acaba de llamar «imbéciles e hijos de puta» («Última
Hora, 30/10/04) a los que no comulgan con sus ruedas de molino. Que un
mallorquín insulte así a otros mallorquines por defender y amar su lengua
ancestral, me ha producido vergüenza ajena. Ha habido callada aprobatoria por
parte del Gobierno balear y satisfacción inmensa por el catalán que no cesa de
repetir «la unidad de la lengua catalana está garantizada científicamente».
Vayan nombrando científicos...
De una vez por todas, Sres. Matas, Mas,
Maragall, Carod-Rovira, y demás próceres del nacionalismo catalán decid a
Valencia y a España entera: ¿Quién trajo el catalán a Valencia? ¿Cuándo lo
hizo? ¿Cómo se las arregló este portentoso fenómeno para cambiar la lengua vernácula
–«dulce y armoniosa» en palabras de Cervantes– de los valencianos por la
catalana? ¿Dónde está enterrado este monstruo de los ingenios para cubrirlo de
besos y flores?
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