martes, 11 de febrero de 2014

EL TOCOMOCHO FILOLOGICO

EL TOCOMOTXO FILOLÓGICO



Por Ricardo García Moya

Las Provincias 13 de Noviembre de 1994



Sería injusto negar actividades positivas a ciertos personajes (p. e., Lerma, Pedraza, Gloria Marcos...); de igual modo, el Santo Oficio también benefició a la sociedad en alguna ocasión. Así, en 1790 actuaba contra Francisco Lama, por imprimir un papel en que Ilamaba "borricos a los que hablan la lengua vascongada" (AH N, leg. 4464). Es evidente que los inquisidores ilustrados luchaban por ampliar las libertades reprimidas por el secular oscurantismo.

En los juicios orales se oía al pueblo expresarse en su idioma nativo, dejando constancia de ello el escribano de turno. En un interrogatorio del 26 de abril de 1600, se describe el conjuro realizado en "un foguer", y la puntualización de que las palabras del mismo eran "en valenciano" (AH N, leg. 528)

La lengua valenciana era respetada por los tribunales de toda índole. Así se comprende lo sucedido el 6 de mayo de 1793, cuando el inquisidor fiscal de Valencia tramitó diligencia contra el "Llibre de les Dones" escrito en "Idioma valenciano" (sic), instando a que "se recoxan todos los exemplares". Pero la inquisición valenciana --sin inmersores socialistas- no estaba dispuesta a los excesos del fiscal y frenaron al torquemada filólogo. Transcurridos unos días, se reunieron en la Audiencia de Valencia los "señores inquisidores, el licenciado don Manuel Fuentes y el doctor don Matías Bertrán", acordando que: "Se dexe por ahora correr, tanto por su antigüedad y alta estimación que goza entre los literatos, como para conservación del idioma valenciano" (Archivo Histórico Nacional; Inq. Leg. 4504, f. 13)

EI volumen -editado en Valencia en 1561-, contenía la "Disputa de viudes y doncelles, Lo procés de les olives y Lo somni de Joan Joan". La prudente tolerancia hacia estas obras se basaba según los letrados en la doctrina y "juicioso parecer de Fr. Andres de Valldigna. En nuestros días, han sido reeditadas por las fuerzas del eje (pujolsocialista), alterando ortografía y sintaxis conforme dicta el Institut de Estudis Catalans; con la valiente colaboración de los lingüistas valencianos que han dicho "sí, wana"; ya que quien se mueve no sale en la foto, no come caliente, y, encima, es regañado públicamente (como hizo Coromines con el sumiso Germá Colón en el DCEC).

Nuestros clásicos son sometidos a la prueba del algodón, y si tiznan con CH inmundas procedentes del francés ¡qué asco!, o con indecentes Y, del griego, qué horror!; rápidamente son sustituidas por las TX vasco-catalanas y la límpida I latina. EI citado "Lo procés de les olives" del valenciano Fenollar -en edición a cargo de la catalana Gloria Casals del año 1984- , es actualizado "amb petites esmenes" consistentes en: "supresión de la h final; sustitución de la CH africada sorda por TX; uso del apóstrofo; uso del guioncito separando los pronombres enclíticos, según la ortografía moderna (catalana); sustitución de la Y por i; uso de las acentos según la ortografía moderna (catalana)", etc.

Como ven, no son tan "petites" las modificaciones efectuadas por los inquisidores del Institut de Estudis Catalans. La mayoría obedecen -y hay textos que lo recuerdan- a diferenciarse del castellano. Lo triste es que los valencianistas han caído en la trampa del tocomotxo normalitzat, admitiendo a la condena de la Y griega o del léxico auténtico del idioma valenciano; aunque con los miles de millones que Lerma ha invertido en la catalanización ¡qué difícil es substraerse a ella! EI otro día, en el salmonete del régimen, insistían en que no debíamos usar deport, que era incorrecto; ¡animalitos! ¿no recuerdan que la caza y la pesca eran un "deport" para los clásicos vaIencianos? (Por cierto, y sin ánimo de ofender ¿cuándo comenzarán los alcaldes del PP a sustituir lo de poliesportiu por polideportiu?)

La táctica usada para amedrentar a los valencianos que todavía usan el léxico puro -y que, lógicamente, no tienen ni idea de semiología, lenguas parámetros o terapia lingüística- es hacerles creer que usan un idioma de bricolage corrupto. Una amiga catalanera -profesional, claro-, emplea un truco que aprendió de Guarner: cualquier palabra que no sea autorizada por el sanedrín barcelonés (mosatros, bellea, otonyo, dumenge...) la tilda de decadente o arcaísmo, y así no se salva ni una.

Bernat Fenollar, nacido en Valencia hacia 1440, escribía sobre "lo chic caragol" y su amigo Gasull también pecaba al usar el "yo" con Y griega y frases con "en lo niu, chiu, chiu"; o "gavinet, perea, pechina". Aunque ya se sabe, el engaño persistirá mientras la inocencia popular acepte casos tan sonados con el sucedido con el topónimo Muchamel, que jamás de los jamases aparece escrito con TX, y de buenas a primeras vienen los del tocomotxo y les endosan que deben modificarlo por Mutxamel, que es valenciano culto. Y nadie se atreve a lanzar la más leve protesta. EI grado de sumisión es tal que, cualquier día, a alguna población les cambiaran su topónimo por el de fistro, y todos contentos.

Ni la inquisición habría tolerado las manipulaciones actuales. La inefable editorial ECIR de Paterna, en su libro de texto "Transit" de "catalá a el Pais Valencia" para alumnos de COU, tiene la caradura de afirmar que en la "Corona catalano-aragonesa (?) se culmina el proceso de catalanización con obras como el Liber elegantiorum de Joan Esteve, del año 1489; que se trata de un repertorio de frases catalanas". Cuando el propio Joan Esteve aclaró que estaba escrito en "Latina et Valentina Lingua" Y qué van a decir, si el propio Martí de Riquer manipula a su antojo la interpretación de los textos y lanza que "la valenciana prosa designaba el catalán".

Aviso para terminar: compren una lancha neumática para las inundaciones que se avecinan, pues el nutrido colectivo de inmersores que viven del catalanismo en Valencia les caerá la baba a litros ¿motivo?- Corominas está a punto de terminar su "Onomasticon Cataloniae", donde devora lo que puede del "País Valenciano", como él llama a nuestro territorio; aunque respeta lo de Principado para el suyo. ¡Qué detalle tan científico ¿no?!

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