domingo, 15 de diciembre de 2013

MISTERIOS DE LA HISTORIA



Por: Ricardo de la Cierva
Editorial  Planeta

Segunda edición: febrero 1991



IX.                RECONQUISTA HISTÓRICA Y RECONQUISTA ANTIHISTÓRICA DEL                  
REINO DE VALENCIA (siglos XIII y XX) (V)


LAS PRIMERAS CAMPAÑAS DE DON JAIME

Este fracaso no desanima al rey de Aragón, y estimula a los demás monarcas cristianos de los Cinco Reinos hispá­nicos, que al comenzar la década siguiente van a concertar sus esfuerzos contra Al-Andalus, debilitado irreversiblemen­te después de las Navas de Tolosa y la recaída en los rei­nos de taifas. En 1228 el rey Ibn Hud de Murcia se subleva contra los almohades y domina el sur del Reino de Valen­cia; mientras desde la capital el converso Zeyt Abu Zeyt mantiene un control relativo sobre la zona norte. Zeyt pac­ta con Jaime I, pero es expulsado por Zayan, que domina­rá la ciudad en su agonía musulmana. Zayan es un descen­diente del mítico Rey Lobo y obliga a Zeyt a refugiarse en Segorbe, desde donde reitera su fidelidad al Conquista­dor. Los nobles aragoneses organizan casi una invasión  en el norte del reino y el señor de Albarracín toma una posición importante, Chelva, en 1228. Tras pactar nuevamente con Jaime I, Zeyt Abu Zevt, el refugado de Segorbe se enitrega al rey cristiano. Jaime decide entonces intervenir en regla regla. En el pacto, Zevt se ofrece para cooperar con los cristianos en la reconquista de Valencia.


Ante la guerra civil de los musulmanes, divididos en tres centros de poder dentro del territorio valenciano, el impetuoso noble aragonés Blasco de Alagón ocupa, en 1232, Morella y Ares. Jaime I recela de estas conquistas señoriales y decide unificar bajo la Corona la penetración en el reino. Así lo hace sin permitir otras iniciativas de menor rango desde la campaña de 1233, cuando penetra por el Palancia y toma Burriana, sobre la costa, con lo que todo el norte del reino queda aislado y a su merced. Aunque  la ocupación, inevitable, resulta muy dura, y los esca­sos colaboradores catalanes de la reconquista valenciana piden al conde de Barcelona que abandone Burriana. Jai­me I no les hace el menor caso y, en 1235, toma Castellón y la hasta entonces imposible Peñíscola; casi a la vez que su nombre el arzobispo de Tarragona, Guillermo de Montgri, desembarca con lucida flota en la ciudad de Ibi­za, e incorpora al reino a la gran isla Pitiusa, junto con de Formentera. Por su parte el rev dispone diversas razzias sobre la fértil llanura valenciana, como señalando su decidida voluntad de terminar la empresa.

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