viernes, 27 de diciembre de 2013

COLONIZACIÓN CATALANISTA



Juan Borrás

"La lengua, que no nos sirve para decir suficientemente lo que cada uno quisiéramos decir, revela en cambio, sin que queramos, la condición mas arcana de la sociedad que la habla". (Ortega y Gasset).

Discutir si el valenciano es catalán o el catalán es valenciano, (esto segundo les parecerá una herejía a los radicales catalanistas, aunque aceptan como catalanes, más aún ¡afirman que lo son! a los célebres escritores valencianos Ausias March, R. de Corella, J. Martorell, etc.), discutir sobre ese problema, repito, es perder el tiempo. Si analizáramos objetivamente cada fonema desaparecería la discusión lingüística.

Si aceptamos, como afirman muchos eminentes filólogos, que existen innumerable lenguas autóctonas cuyo vocabulario no excede de 400 vocablos, tendremos que aceptar también que el valenciano es una lengua autóctona diferente del catalán. No las he contado pero seguro que existen más de 400 diferencias semánticas entre las dos lenguas

Es demencial intentar imponer una lengua mediante la imposición de reformas gramaticales o exigiendo su implantación por la fuerza en la enseñanza, porque las lenguas son valores vivos que nacen, viven y mueren independientemente de la voluntad de filólogos y lingüistas y mucho más aún de fanáticos políticos.

Una exhaustiva investigación sobre el mito de la unidad de la lengua y la historia, manifiestamente partidista, montada impúdicamente por los nacionalistas catalanes, nos desvelaría el notorio interés de los mismos en la dialéctica sobre el origen del valenciano y su dependencia del catalán.

La cultura y el "romance valenciano" fue -desgraciadamente ya no lo es- muy superior a la catalana. La prueba evidente está en que los catalanistas para presumir de "catalán" recurren a los escritores valencianos de una época en la que, al parecer, el Principado de Cataluña no tenía ni vulgares trovadores en "catalán". Están obsesionados en la inversión vertical de los valores literarios y por tanto lingüísticos.

Los catalanes radical-nacionalistas, (como generalizar equivale a manipular habrá que admitir la existencia de catalanes con sentido común) como auténticos niños mimados se creen que todo lo tienen permitido y han llegado a la conclusión de que "sólo" ellos existen y no hay que contar con los demás: muy especialmente con los que, quieran aceptarlo o no, en el pasado fueron "muy superiores culturalmente a ellos". Han "olvidado" el pasado valenciano, pero adoran aprovecharse descaradamente de su raigambre.

Los "pujolistas" y sus epígonos padecen, o lo aparentan, una ignorancia histórica increíble de la cultura valenciana; lo que le lleva a intentar imponernos gratuitamente la razón de la sinrazón, para justificar su radical desapego por la lengua valenciana. La deformada idea que pretenden dar del Reyno de Valencia no se parece a la realidad ni aproximadamente; es tan esperpéntica que hasta hace dudar de la inteligencia de quienes la propagan.

La autentica realidad es la ambición desmesurada de los dirigentes catalanistas, más concretamente de ciertos "iluminados", con el Sr. Pujol a la cabeza, de imponernos su gobierno, sin querer admitir que quien siente la necesidad de imponer, es que no confía enteramente en su doctrina. La verdadera conquista consiste en ganar el corazón de los hombres con el amor y la solidaridad, jamás apoyándose en la "pela" como bastión incontestable.

De todas las ciencias conocidas la más peligrosa, sin duda, es la del control del pensamiento de las masas, pues ella permite gobernar al mundo entero. Ciencia muy bien asimilada, por cierto, por los fanáticos catalanistas y los pseudovalencianistas.

En realidad el problema lingüístico valenciano-catalán, culturalmente entendido, no existe; lo que verdaderamente existe es el intento de una colonización político-económica catalana de la Comunidad Valenciana.

No nos equivoquemos, lo que pretenden los políticos nacionalistas catalanes, y que nos venden como proyectos

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