miércoles, 15 de mayo de 2013

ACOTACIONES EN TORNO A LA CULTURA VALENCIANA



Juan Ferrando Badia (q.e.p.d.)

El descubrimiento de las Américas fue un acontecimiento extraordinario para todos los españoles, y aunque fue obra de Isabel la Católica, también se debió en buena parte a que un valenciano, Luis de Santángel, convenció a la reina para que no permitiese a Colón solicitar el patrocinio del viaje a las Indias al rey de Francia. Y fue también Luis de Santángel quien ante la realidad de que la reina Católica ya no tenía dinero ni alhaja alguna que empeñar, le prestó "de su casa" el millón ciento veinte mil maravedíes que a la reina le faltaban para entregérselos a Colón.
Otro gran acontecimiento fue la publicación, en 1492, del que puede considerarse propiamente el primer gran diccionarío de la lengua castellana, el lexicon de Antonio Nebrija. Sin embargo, tres años antes de que el lexicon de Nebrija se publicase, apareció una especie de diccionario valenciano; el Liber Elegantiorum, cuyo autor fue el notario público por autoridad real Joan Esteve.
Otros acontecimientos dignos de subrayarse, cuyo quinto centenario se cumplió en 1992, son el nacimiento de Luis Vives, primer humanista europeo, forjador de la nueva conciencia europea, y la exaltación al Pontificado de Roma bajo el nombre de Alejandro VI, del cardenal valenciano Rodrigo de Borja.
Gracias a este Papa se pudieron forjar, en buena medida, mediante las bulas intercaeteras, pacíficos y armónicos descubrimientos y evangelizaciones de España y Portugal. No puede olvidarse tampoco lo que significó este Papa para el Renacimiento italiano y europeo. Cabe, por último, detenernos, a exponer la trascendental importancia que tuvo el Siglo de Oro Valenciano tanto para las letras valencianas y catalanas, así como para las castellanas.
El siglo XV. El antiguo Reino de Valencia, ciertamente, es pieza clave en las conmemoraciones de estos centenarios aludidos. Y ello es así porque fue Valencia la ciudad española más traspasada por la atmósfera del Renacimiento de todas las ciudades entonces existentes. Valencia, nos dirá Pierre Vilar, se hallará en pleno Siglo de Oro; su siglo XV, se distinguirá por su riqueza agrícola y su producción de lujo, la sedería. En los libros del comerciante veneciano Barbarigo, Valencia aparece como una factoría apreciada.
Y las naves valencianas forman la masa del comercio mercantil. En aquel entonces era Valencia la ciudad más poblada de España, con unnúmero estimado de 82.000 habitantes, cuando la segunda, que era Sevilla, tenía 35.000 y Zaragoza 30.000; Madrid contaba con sólo 15.000 habitantes y Barcelona apenas llegaba a los 14.000.
Valencia era la capital cultural de España; el principal centro comercial del Mar Mediterráneo. Florecían aquí el comercio, la industria, las artes plásticas, la literatura; era el tiempo en que se escribía "Tirant lo Blanch"; nacían los poetas Jaume Gasull, Jaume Roig, Ausias March, Roiç de Corella y Sor Isabel de Villena; Arnau de Vilanova destacaba en la ciencia; Jacomart, Lluis Dalmau y Roderic D’Osona en la pintura; Damiá Forment, Pere Compte y Pere Balaguer en la escultura y arquitectura; y una lista interminable de escritores en lengua valenciana que no cabría en este breve artículo.
 La Lengua Valenciana, la primera Lengua Clásica...
Precisamente dos años antes del Descubrimiento, es decir, en 1490, queda la cultura valenciana inmortalizada con la edición en nuestra ciudad del "Tirant lo Blanch", de Joanot Martorell. De esta obra se hicieron 715 ejemplares, lo que prueba de manera inequívoca la gran cantidad de lectores entonces ya existentes, confirmación del alto nivel cultural que consagra a Valencia como cabeza de la cultura española. Y que la lengua valenciana pasó a ser la primera en lograr la categoría de lengua clásica entre todas las lenguas de España.
Merece destacarse que todos los clásicos del siglo XV sin excepción, tienen una clara conciencia lingüística y literaria propias; para ellos la lengua en que escribían se denominaba lengua valenciana y se sentían valencianos. Piénsese, por ejemplo, en J. Martorell y en su máxima obra "Tirant lo Blanch".
También es en el siglo XV valenciano "Siglo de Oro y gran Siglo de Europa", cuando junto a la creación literaria en lengua valenciana, nace el "Llibre del Consolat del Mar" y se levantan edificios como la Lonja (1482-1498), las Torres de Quart (1441-1460), la Catedral (s. XIII-XIV), el Miguelete (s. XV), la Generalitat (1482-), las Atarazanas (s. ) y tantos más. Si quisiéramos sintetizar toda aquella época en un solo monumento, mencionaríamos la Lonja de la Seda, que ahí queda como una canción del arte, del progreso y del trabajo de toda la Valencia del siglo XV, convertida en piedra para perenne memoria.
 Un Pueblo no debe olvidar sus raíces.
Valencia no debe olvidar su pasado, sino revitalizarlo mediante su constante revisión crítica. Quizá la historia de Valencia no sea una historia blanca, pero tampoco es una historia negra. Parafraseando a Unamuno, diríamos que como toda realidad humana, tiene sus claroscuros. Y si un pueblo no quiere estar condenado a la frustración, debe recordar sus raíces, porque, como ya decía Vázquez de Mella, "los pueblos se casan con la muerte cuando se divorcian de sus raíces históricas".

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