sábado, 23 de febrero de 2013

LAS TRIBULACIONES DE LA RAE




Autor: Juan Ignacio Culla

La Real Academia Española (RAE), en un informe firmado por su director Víctor García de la Concha a petición del Tribunal Supremo, respalda la llamada fórmula Moratinos, con la que el Gobierno se refirió al valenciano para solicitar el uso de las lenguas cooficiales españolas en las instituciones europeas.
Recordemos que la fórmula, presentada en Bruselas en 2004, se refería a la lengua valenciana como la lengua que se denomina catalán en la comunidad autónoma de Cataluña y en la de las Illes Balears y que se denomina valenciano en la Comunitat Valenciana.
En las conclusiones de la autoridad de la RAE, señala que: sin entrar en el problema de fondo que radica en la tan debatida cuestión –casi siempre ajenos al dominio científico (en eso estamos de acuerdo, como luego expondremos)–, de si las variedades románicas que se dan en Cataluña, Baleares y Comunitat constituyen lenguas diferentes o bien son variedades, más o menos diferenciadas de una misma lengua. No obstante, añade García de la Concha que la formula Moratinos está próxima a la que aparece en la versión actual del diccionario de la RAE: variedad del catalán que se usa en gran parte del antiguo Reino de Valencia y se siente allí comúnmente como suya.
Pero lo peor de este informe es cuando apoya su decisión en el dictamen de la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL), sobre el nombre y la entidad del idioma autóctono, aprobada el 9 de febrero de 2005, en el que reconocía las dos formas de designar a la lengua: la de valenciano, establecida en el Estatut de la Comunitat Valenciana, y la de catalán, reconocida en los de Cataluña y Illes Balears. Lo que demuestra lo que tantas veces hemos denunciado en estas mismas páginas, que el único fin de la AVL es la destrucción del idioma valenciano y la unificación de las lenguas valenciana y catalana, por mucho que, en teoría, nuestro Estatut lo denomine como idioma propio.
En cuanto a la RAE, le está pasando lo mismo que a la AVL, sus decisiones obedecen más a criterios de comisarios políticos, que a decisiones de académicos que tendrían que velar por limpiarla y darle esplendor. A no ser que también la RAE, como su amiga AVL, entienda por limpiar, quitar todos los razonamientos históricos, lingüísticos, jurídicos y sociológicos, por lo que respecta a la lengua valenciana. No nos extrañaría, de continuar el descrédito actual de la Academia, ver sus publicaciones junto a las novelas de vaqueros de Estefanía, o a las de corazón de Corín Tellado, por sus analogías fantasiosas.
Y es que las tribulaciones de la RAE para emitir definiciones o informes son directamente proporcionales a las presiones políticas ejercidas a los encargados de emitirlos. Lo que da a entender que los méritos para ser académicos no corresponden a un currículo brillante e independiente, sino a fidelidades políticas, como si del Tribunal Constitucional se tratase, o de Condes-Pumpidos para resolver temas de terrorismo.
De no ser así, hubiese prevalecido la opinión que correspondía cuando la RAE se regía por cuestiones meramente objetivas y criterios técnicos, fruto de la investigación y del estudio de los profesionales y expertos en las distintas materias que dirigían dicha institución, antes de que sufriese las presiones de los catalanistas en 1971, los cuales obligaron a los académicos de ese momento a cambiar la denominación que reconocía a la lengua valenciana, como lengua propia.
Y cuando digo presiones de los catalanistas, y no fruto del debate científico, es porque así lo reconocieron, entre otros, el cardenal Tarancón o Camilo José Cela, en un informe magistral que recapituló una de las asociaciones de mayor prestigio de la Comunitat Valenciana, la Cardona i Vives de Castellón, y que sabiamente presidía nuestro admirado y recordado mosén Josep Maria Guinot, el mejor lingüista que ha tenido el Reino de Valenciana junto a Fullana.
Seguramente el señor García de la Concha, como muchos catalanistas, no sepa que, de acuerdo con el art. 1.º del Real Decreto del 26 de noviembre de 1926, a la lengua valenciana le correspondía un sillón en la RAE para representarla como lengua independiente. Y así figuraba en el mapa de la revista La Esfera, año XIV, pág. 4, Madrid, 26 de marzo de 1927. Dicho honor recayó en el prestigioso padre Lluis Fullana i Mira, quien en su discurso de ingreso en la Academia el 11 de noviembre de 1928 se burlaba, precisamente, de los que afirmaban que el valenciano y el catalán son una misma lengua.
Tampoco tiene desperdicio el discurso de contestación al pare Fullana que efectuó el académico don José Alemany Bolufer (Boletín RAE, diciembre 1928, pág. 689), en el que, además de darle la bienvenida y reconocerle sus extraordinarios trabajos lingüísticos, insistió en la “confusión de que muchas personas existe acerca de una supuesta identidad entres los idiomas catalán y valenciano, o mejor dicho, absorción del segundo por el primero”.
Así como el Boletín de la Real Academia Española, Tomo XXXIX., Cuaderno CLVIII, septiembre-diciembre de 1959, pág. 494, que publicaba la intervención del secretario perpetuo de dicha institución don Julio Casares, en la que se acordaba: ahora se le reconoce categoría de lengua y se añade que es la hablada en la mayor parte del antiguo Reino de Valencia. Y los distintos diccionarios que se editaron en todo el territorio español (incluida Cataluña), en el que se recogía la acepción de la RAE, como fielmente reprodujo LAS PROVINCIAS.
Por todo lo expuesto, es por lo que decíamos que en lo único que estábamos de acuerdo con el señor García de la Concha, sobre el debate de la lengua valenciana, es cuando aseguraba que estaba casi siempre ajeno al dominio científico. Y es que, efectivamente, el problema de la lengua valenciana no es una cuestión científica, ni histórica, ni filológica, sino exclusivamente política. Nadie hasta hace cuatro días se ha cuestionado la identidad de nuestro idioma valenciano, así lo reconocieron nuestros clásicos: Cervantes, Quevedo, Lope de Vega, Juan de Valdés, etc., y catalanes que tuvieron que escribir sus obras en lengua valenciana, porque era la más culta de su época: Eximenis, Bonlabi, Amiguet u Onofre Pou, por ejemplo.
Es una pena que la actual RAE trabaje al servicio de la mentira y de la manipulación. Pero más pena que tengamos que sufragar con los impuestos de todos los valencianos a la AVL, cuando hasta nuestro presidente Camps sabe que es el auténtico caballo de Troya de la lengua valenciana.


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