miércoles, 6 de junio de 2012

LA ARAGONESIDAD DE LA LITERA




Autor: Héctor Castro Ariño
Filólogo y periodista 31 de enero de 2010
31 de enero de 2010

            Pocos territorios de este nuestro viejo Reino pueden presumir de tanta aragonesidad como nuestra querida comarca de La Litera. En una época en la que todo se cuestiona sin el menor rigor se hace más necesario que nunca recurrir a la Historia para conocer la realidad. Para este cometido me he sumergido en la bibliografía de Antonio Ubieto, uno de los mejores historiadores aragoneses.

            Nuestros 733,9 km2 han sido testigos de numerosos pasajes de la historia de Aragón. Ya durante los siglos XI y XII encontramos documentación respecto a nuestra identidad aragonesa:

            “A lo largo de ambos siglos (XII y XII) aparecen constantemente documentadas como ‘tenencias’ aragonesas las de Benabarre, Benasque, Calasanz, (…), Ribagorza, San Esteban de Litera, (…), Tamarite de Litera, (…)”.[1]

            Las poblaciones de La Litera siempre se rigieron por los Fueros de Zaragoza o de Huesca. Tamarite, por ejemplo, se rigió por el Fuero de Zaragoza.

            El 6 de febrero de 1228, en las Cortes aragonesas celebradas en Daroca, Lérida juró fidelidad a Alfonso –hijo de Jaime I-, heredero de Aragón que nunca llegó a reinar puesto que murió antes que su padre. Posteriormente la ciudad de Lérida, por donde corría la moneda jaquesa, se negó en un principio a jurar fidelidad a Pedro, heredero de Cataluña.

            En 1243 Jaime I estableció la frontera entre Aragón y Cataluña integrando las tierras que van desde el Segre hasta el Cinca en territorio aragonés, incluyendo la ciudad de Lérida –que en aquellos momentos no formaba parte ni del reino de Aragón ni de los condados barceloneses, ya que gozaba de un estatus de ciudad libre-.
            Meses más tarde, ya en el año 1244, Jaime I estableció una nueva frontera integrando Lérida, La Litera y Ribagorza en Cataluña.

            En el año 1300 en Cortes celebradas en Zaragoza Jaime II, apodado el Justo, fijó una nueva frontera estableciendo los límites entre Aragón y Cataluña en la clamor de Almacellas –tal y como hoy siguen-.
            La Litera y Ribagorza volvieron al lado aragonés mientras que Lérida se quedaría definitivamente en el lado catalán. Ferran Soldevila apunta la posibilidad de que los habitantes de Lérida sufrieran una presión por parte de los condados de Barcelona para sentirse catalanes hasta el punto de redactarse una canción de gesta propagandística que: “degué ésser un dels elements de la propaganda pro lleida catalana que es degué desplegar per Catalunya”.[2][3]

            Finalmente, el 30 de noviembre de 1833, con el decreto de creación de las provincias, volverá a haber una división en Ribagorza pasando una parte de esta a Cataluña. La comarca que hoy se denomina Alta Ribagorça y que tiene su capital en el Pont de Suert se desmembró de Ribagorza incluyéndola en la provincia de Lérida.





[1] Ubieto Arteta, Antonio, “Los límites de Aragón” en Historia de Aragón; p. 316.
[2] Ubieto Arteta, Antonio, “La formación territorial” en Historia de Aragón, p.331.
[3] Soldevila, Ferran, Les prosificacions en els primers capítols de la crònica de Desclot en el “Boletín de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona”, nº 27, p. 86.

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