viernes, 9 de marzo de 2012

NACIONALISMO CATALAN, UNA GRAN FARSA (XVII)




Autor: Michel Braveheart
Depósito Legal: PM-1405-2002


Veamos ahora algunas tradiciones más, propias de Baleares; tal y como pueden ser los “COSSIÉS”, danzantes de bailes ancestrales (que según la tradición oral son de procedencia fenicia y se bailaban en honor a Melkart) que se acompañan musicalmente con flauta y tamboril, pero con notas muy simples, al igual que los pasos de dichos bailes. Viendo yo en ellos las raíces de los bailes típicos de Mallorca y Menorca, como  “es Copèo”, “sas Matéxas” y “es Boléro”. Aunque este último se asemeja enormemente a la Seguidilla andaluza en sus compases musicales.

            Otra de las tradiciones propias de Baleares que refuerzan el hecho de que no hubo ninguna repoblación de catalanes, y por consiguiente de cristianos viejos, es la celebración de la Pascua. Dicho día es para Baleares la conmemoración de la salida de Egipto de los israelitas, en cuya celebración se siguen fielmente las instrucciones que dio Moisés en su día. Las cuales fueron(1) : “... cada casa matará un cordero macho de un año, con su sangre se pintará el dintel y las dos jambas de la puerta de acceso a la vivienda, la carne se comerá asada y con pan ázimo, incluído las entrañas...”. De esas instrucciones a derivado el “Frit de Pàsco” (la Fritada de Pascua), que se elabora con las entrañas del cordero incluyendo las tripas, y que se consume puntualmente la mañana del día de Pascua, aunque en no pocos hogares, más fieles aún a la tradición, lo consumen la noche del Sábado Santo, víspera del Éxodo que se conmemora.

            En ese mismo día, Sábado Santo, se elaboran las “panàdas”(2) (empanadas) con la carne del cordero y masa ázima, como manda Yahveh o el Diós de Abraham, de José, de Moisés, de David y de todos los cristianos. Siendo esta vianda, la conserva de carne más antigua de la humanidad, pues la carne que contiene se mantiene apta para su consumo hasta cinco días.

            Para estas fechas la gastronomía balear tradicional, tiene también unos dulces llamados “crespélls, estrellas, robiòls y co-

rets” de los que la Biblia también hace mención(2). Concretamente de los “corets” que tienen forma de corazón (en hebreo “lebilot”)(3), y que en el relato bíblico fueron confec-cionados por Tamar, hermana de Amnón, hijo de David. Los “crespélls” tienen forma de estrella de seis puntas redondas, y las estrellas también de seis puntas pero finas, imitando el (“Magen”) escudo o estrella de David, también llamado por los musulmanes Sello de Salomón, y al que se le atribuyen propiedades mágicas.

            De todo ello hay que dar gracias al pueblo balear, por haber sabido guardar celosamente en secreto, la procedencia de estas tradiciones hasta el último tercio del siglo XX, en que ya se había disipado el temor a las represalias del largo brazo de la “justicia” de la Santa Madre Iglesia. Ya que de haberlo sabido ésta en alguna época pasada, ya estarían extinguidas y bien castigados sus practicantes.
            Cabe mencionar aquí, que en Cataluña tienen la costumbre germánica de regalar monas de Pascua.
            Todo lo sobre dicho hecha por tierra también, la creencia de no pocos historiadores, de que cuando llegó Jaime I de Aragón al reino de Mallorca, la inmensa mayoría de la población balear era árabe. Cuando la realidad nos demuestra que la inmensa mayoría del pueblo balear era descendiente de israelitas procedentes del Éxodo (1250 a.C.), que siguieron conservando sus antiguas costumbres incluso después de haberse cristianizado. Una prueba más de que así fue, la tenemos en la costumbre generalizada del Pueblo de dejar la llave puesta en la cerradura las veinticuatro horas del día; costumbre ésa, que a los foráneos y extranjeros se les antojaba que era un signo de gran confianza y de carencia de delincuencia. Bella costumbre, que se ha extinguido por completo a fecha de hoy, y que tuvo su principio de decadencia a partir de mediados del siglo XX, debido al enorme asentamento de delincuentes que  acompañó a la inmigración hacia estas islas por el “bum” turístico; delincuencia casi inxistente con anterioridad, según nos comenta D. Miguel de Unamuno (1916)(4) el cual se asombraba de que a diferencia de las ciudades y pueblos de la Península, en Mallorca no hubiese medigos profesionales. Pero la realidad histórica del por qué se dejaba la llave puesta en la cerradura, es debido(5) a una orden de la Iglesia, por la cual se obligó a todos los judios conversos que dejaran la llave puesta las veinticuatro horas del día, para que cualquier cristiano viejo pudiese entrar en la vivienda a cualquier hora del día o de la noche, para comprobar si a escondidas seguían pracitando su antigua religión. Prueba ésta más que palpable de que no hubo ninguna repoblación del reino de Mallorca por catalanes, pues cristianos viejos eran ellos y esa orden no hubiese sido necesaria, ni la hubiesen tenido que cumplir nada menos que el 90% de la población. 

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