martes, 21 de diciembre de 2010

TRIBUNAL DE LAS AGUAS DE VALENTIA (XIV)


VALENSIYA. VALENSIA. VALENCIA.


Síntesis de la historia natural del Santo y Síndico Tribunal Edetano Tyrius. Narrasio al Us Natural. Per el So. Andrés Castellano Martí. So. Mestre de Traca.


10-. Felipe V de Borbón, cuando tiene que decidir el destino del Tribunal de la Aguas de Valencia, se encuentra con algo que desconoce y no sabe como interpretar. El Tribunal valenciano para él es un compendio de vulgaridad labradora que políticamente es imposible de manipular y legislativamente difícil de emular. Quienes viven su credo no lo escriben, siendo ciega su fe en él, como máxima su eficiencia. Dado que quienes viven tal cosa, toda su energía siempre la dedicaron a producir y nunca a molestar ni mucho menos guerrear, Felipe V en magnanimidad, le perdona la vida al Tribunal y este continua en su función.
Por decreto todas las leyes valencianas y fueros, son abolidos, obligando a todos a observar la lengua castellana y sus leyes. Se prohíben los escritos en lengua vernácula y todo documento oficial, civil y religioso se hace en la gramática del reino.
Todos los Síndicos, tanto los que presiden por ser únicos, como los que comparten sindicatura como es el caso de Valencia, al no tener escrita ninguna ley ni escribir ninguna sentencia, no son obligados a cambiar ninguna costumbre. Sólo se les recomienda, para bien suyo, que aprendan el castellano y que este idioma hablen y escriban cuando hayan de relacionarse con las autoridades de la monarquía.
Sí se transcriben y se pasan al escrito aquellas normas en forma de ordenanzas que a la monarquía le parece oportuno. Pero solo aquellas que los propios Síndicos indican, ya que de los Usos Naturales reales nada dicen. En las acequias que predomina el carácter valenciano de ellas nada se escribe.
Posteriormente durante la dominación Francesa tanto los cultos afrancesados, como los propios franceses respetaron y apreciaron los Usos del tribunal. Terminada la guerra Fernando VII abolió constituciones y leyes que por progresistas no le gustaban, sin embargo nunca se entrometió con el Tribunal de las Aguas.
Ocurre a partir de dicha guerra que al promocionar política y económicamente a los habitantes de la ciudad de Valencia en menoscabo de los nativos de los pueblos, la cultura natural valenciana queda en menosprecio; pues los habitantes de la ciudad que nunca le hicieran caso ahora la desprecian.
Tal como pasa el tiempo y las tierras quedar en manos de terratenientes que no viven los Usos, por ser ellos de otros territorios, los problemas que se plantean en el reparto del agua se multiplican, y dado que estas gentes no aceptan la gracia del Tribunal, como se aceptara anteriormente en los tiempos bendecidos, esto acarrea cuestiones políticas insolucionables. En 1834 en España es abolida la inquisición, no obstante y a pesar de la aparente libertad, el Tribunal de las Aguas no recupera la gracia que siempre tuviera, aunque en apariencia la tiene, pues muchos huertanos ellos siguen creyendo en ella.
En los finales del siglo diecinueve, principios del veinte, debido a los problemas entre creyentes en los Usos y los no creyentes, los tribunales de la justicia ordinaria tienen que intervenir e imponer a los Síndicos regulaciones y normas. Pleitos que constantemente llenan las salas de los tribunales de la justicia escrita. En incongruencia los Síndicos tienen que recurrir a letrados en las leyes del reyno español para dilucidar la aplicación de la ley natural de la huerta.
La gracia en Ma de los Síndicos de tribunal, de sus Homens, su bendición o santidad, la que siempre se mantuviera inalterable desde sus orígenes edetanos hasta el siglo diecinueve, a finales de dicho siglo decae, pues los valencianos naturales dejan de hacer su entrà en los finales principios de era. En consecuencia muchos dejan de ser Homens omitiendo sus obligaciones patrias, y también el ejemplo de sus mayores. A principios del siglo veinte, tal como ya se iniciara en el siglo anterior, muchos valencianos pasan a ser cultos de la cultura oficial escrita, omitiendo la natural y suya de la narración. Por esta razón muchos valencianos pierden el carácter Home, su Bona Hombra, pierden su gracia. Esto hace que cuando han de elegir un Síndico, no se elija a los en Ma, si no a un político. Por la causa mencionada se inicia la saga o introducción de los valencianos políticos en los lugares que les corresponden a los Síndicos Homens. Tras lo ocurrido se llega a que muchas sentencias del Tribunal no sean justas en lo tocante a la apreciación de la Hombra. A pesar de ello la mayor parte de los labradores respeta a los en función Síndicos. Tal como la cultura valenciana se hace castellana, la Bona Hombra desaparece de las huertas. Y los pleitos y trámites judiciales notablemente aumentan.
Incluso la ciudad de Valencia mantuvo constantes enfrentamientos con el Tribunal, siendo el más llamativo el que el Ayuntamiento de Valencia a principios del siglo veinte, pleiteó contra el Tribunal de las Aguas. El ayuntamiento reclamaba a los tribunales de la legislación escrita el caudal de la ciudad que por antiguo derecho le pertenecía.
En suma de acontecimientos negativos en los tiempos finales del siglo diecinueve, y todo el principio del veinte, por razones climatológicas el rió Túria en los veranos estía, seca. Repite el ciclo que ya los romanos vieran cuando construyeran los primeros canales. Razón por la cual los romanos tomaron el agua en la presa de Pedralba, pues allí todo el caudal del rió se mantiene intacto.
Los estiajes y sequías de la vega valenciana al ser solucionados por decretos gubernativos, y no por los Usos, da que unos labradores a otros se saboteen el agua y esta tenga que ser protegida por guardas armados. Sabotajes que también hacen unas acequias con otras.

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