viernes, 15 de octubre de 2010

EN TORNO AL 9 DE OCTUBRE


Autor: Juan Ferrando Badia (q.e.p.d.)


La historia la suelen escribir los vencedores. Así ha ocurrido en nuestras tierras valencianas. Hay abundante bibliografía sobre el período cristiano de nuestra historia..., y muy poca sobre las otras etapas del devenir histórico de la formación de nuestro pueblo: la etapa pre-jaimista. Y el pasado se halla presente en la época de Jaime I. Lo que nos interesa subrayar, aquí y ahora, es que en la celebración de todos los aniversarios de la entrada de don Jaime I en el reino árabe valenciano (aprovechándose de las desavenencias entre los árabes del reino taifa de Zeyyan) se suele marginar totalmente aquellas fases históricas precedentes a la formación del reino cristiano.
Y pensamos que todas las épocas anteriores a la fundación del reino cristiano son fundamentales para comprender nuestra historia; para establecer las bases legitimadoras de una interpretación "autóctona" de la historia de nuestro pueblo. Si no tenemos en cuenta el devenir histórico, al menos desde los romanos hasta la formación del reino cristiano, ¿cómo vamos a comprender nuestras técnicas productivas, nuestros modos de producción, algunas de nuestras instituciones actuales o ciertos comportamientos culturales...? Me limito tan sólo a este hecho: el Tribunal de las Aguas.
El Tribunal de las Aguas es el órgano de justicia al servicio de los intereses de los regantes de las acequias de la huerta de Valencia. El primer documento en el que se nos habla de él es un privilegio otorgado por Jaime I, el 29 de diciembre de 1239; en este documento el monarca dona a los pobladores de la ciudad de Valencia todas las acequias de su término, con excepción de la acequia real, para que regasen según se hacía de antiguo. El hecho de que el monarca indique que se riegue como de antiguo nos dice claramente el origen musulmán de los riegos de estas acequias, así como la existencia de un tribunal encargado de velar por su funcionamiento.
No llegamos a comprender cómo los historiadores han investigado tan poco la época pre-jaimista, pues haciéndolo así es como se ha llegado a la creencia, no racionalizada, de que el pueblo valenciano se lo debe todo -incluso el nacimiento no como Reino cristiano sino como Pueblo- al rey don Jaime. Ciertamente el hijo de Pedro II de Aragón y María de Montpellier no pudo, ni material ni culturalmente, hacer borrón y cuenta nueva de la estructura social y cultural existente cuando llegó a nuestras tierras ya que los invasores no dejaron de ser una fracción muy reducida en el conjunto poblacional valenciano.
De tal manera que el rey don Jaime y sus huestes no pudieron imponerse a las poblaciones valencianas. A este respecto nos dice F.J. Simonet, en su "Historia de los mozárabes de España" (T.III, Ed. Turner), que: "Nuestros mozárabes, dando gallardas muestras de su capacidad, su ingenio y aplicación y acomodándose a las difíciles circunstancias de su largo cautiverio, cultivaron ambas lenguas y literaturas sobresaliendo así en árabe como en la hispana-latina, pero sin olvidar por eso la suya propia..." Es decir, la algemía o aljamía.
Con este "romance" que se hablaba, al decir de Jaume Roig (siglo XV) en Paterna, Torrent y Soterna, las poblaciones de Peñíscola de Almenara, del Puig, etcétera, le hablaron al rey don Jaime, que no sabiendo árabe, y no utilizando intérprete alguno o "trujama", según narra en su "Crónica" se entendía perfectamente con ellos.
Solamente una vez utilizó el rey don Jaime el "trujama" cuando tuvo que hablar con el sobrino del rey árabe de Valencia Záyyan. El rey don Jaime y sus escasas huestes no habían tenido tiempo de imponer su lengua a las poblaciones invadidas y, por otro lado, tampoco sus huestes se caracterizaban ni por el número ni por el nivel cultural. En cuanto al número sólo unos centenares, según el Llibre de repartiment, Antonio Ubieto en sus "Orígenes del Reino de Valencia" (T.II, p 190) dice: "posiblemente en la conquista de Valencia la importancia de los navarros es equiparable a la suma de los aragoneses y catalanes". El asiento 622 (Llibre del repartiment) dice que el 15 de agosto de 1238 llegaron mil navarros.
Por otro lado la inmigración catalana jamás ha supuesto cifras superiores al 4% del total de la inmigración, tal y como ha demostrado Amparo Cabanes en sus estudios sobre el "Llibre del repartiment", porción aún mucho más pequeña del total de sus habitantes después de la conquista, habida cuenta de la masa árabe que en ella permaneció. Y los catalanes llegados, por ejemplo, desde 1284 a 1396, eran seis familias, de un total de 470. Sus profesiones eran: 3 marineros; 2 tejedores y 1 peraile. Por tanto difícilmente podían influir en el habla.
"La persistencia de la masa de viejos pobladores -dice Ubieto- (más de 20.000 en Valencia tras su conquista), permite explicar el auge literario y cultural valenciano de los siglos XIV y XV impensable para el reino de Aragón y los condados catalanes coetáneos". Y así, por ejemplo, el filósofo Ibn-Sida, en Denia, año 1086, hablaba en "romance", pero escribía en árabe.
En efecto, los cristianos conquistadores sólo constituyeron, sobre la gran masa de la población mozárabe y de población árabe, una superestructura dirigente, como afirma el propio historiador Font Rius y Felipe Mateu y Llopis en "La repoblación musulmana del reino de Valencia en el siglo XIII y las monedas del tipo almohade" (Castellón, 1952).
En efecto como demuestra Jesús Ernesto Martínez Ferrando, a pesar de las expulsiones reiteradas y fugas que se produjeron en la población musulmana, una vez conquistado el reino taifa de Valencia, puede decirse que todo el territorio continuó siendo islámico dada la singular mayoría sarracena que permaneció en él, sometida a los nuevos dominadores. La repoblación cristiana del país se efectuó a través de un proceso lento y complicado.
Es cierto que el Pueblo valenciano le debe a don Jaime I, rey de Aragón -y no de Cataluña, como se dice ahora- la existencia como Reino cristiano independiente directamente sometido a su soberanía personal.
Con anterioridad nunca existió un reino valenciano autóctono, pero, sin embargo, Jaime I, al invadir las tierras valencianas, sí creó un nuevo reino con los materiales del pasado, pero estos elementos eran tan sólidos y consistentes que él se vio obligado a respetarlos y estructurarlos en su reino.
Y así respetó las culturas y lenguas árabe, hebrea y cristiana, como en su día subrayó fray Francesc Eiximenis exaltando el carácter tolerante de Jaime I. Afirmamos que no se entiende la época jaimista y siguientes del pueblo valenciano sin su pasado histórico.
Considero que el 9 de Octubre más que ser un día de conmemoración de la entrada -que no reconquista- del rey don Jaime en Valencia, había de transformarse en exaltación de la Senyera porque es en ella, y en cada una de sus partes, en donde queda reflejada toda la historia de nuestro pueblo anterior y posterior a don Jaime.

..:Diario de Valencia:..

No hay comentarios: