lunes, 30 de agosto de 2010

LA SEGUNDA CRUZADA (I)


Autor: Desconocido

Los karajitay se habían apoderado de Balasagun, la capital de los karajaníes, y allí su caudillo Yalu Dash fue proclamado gurkan (kan universal). El sultán selyúcida Sanyar trató de detener la invasión, pero en 1141 fue derrotado por los karajitay, que se adueñaron de la la mayor parte del territorio karajaní. A excepción de en Balasagun, mantuvieron a las dinastías locales, a las que sometieron a vasallaje y les cobraron impuestos.
En Hungría murió el rey Bela II el Ciego, que fue sucedido por su hijo Geza II. También murió el duque de Baviera y margrave de Austria Leopoldo IV, que fue sucedido por su hermano, el conde palatino del Rin Enrique IV, que ahora se convertía en Enrique II de Austria. El condado palatino del Rin pasó a Hermann III de Stahleck, cuya esposa Gertrudis era hermana del Emperador Conrado III y cuya hija Isabel estaba casada con Conrado, hermano de Federico III Barbarroja y sobrino del Emperador.
El rey Esteban I de Inglaterra asedió la ciudad de Lincoln, al norte de Londres, que era partidaria de Matilde, la heredera designada por el difunto rey Enrique I. Roberto de Gloucester acudió en su auxilio con fuerzas más numerosas y más leales que las de Esteban I, con las que obtuvo una victoria y logró incluso capturar al rey. Matilde tuvo entonces la oportunidad de devolverle a Esteban I la galantería que éste tuvo al liberarla cuando fue capturada tres años antes, pero consideró más práctico encarcelarlo y usarlo para negociar. Convenció al hermano de Esteban, el obispo de Winchester, para que hiciera por ella lo que en su día hizo por Esteban: que pusiera a su disposición el tesoro real. Así lo hizo, y Matilde entró en Londres como reina de Inglaterra. Los londinenses no la veían con buenos ojos y, ella, en lugar de ganarlos para su causa, decidió que su deber era castigarlos por el apoyo prestado al usurpador Esteban I. Estableció nuevos impuestos y se negó a dar ninguna garantía de que respetaría las leyes de Eduardo III el Confesor. El resultado fue que los londinenses se alzaron contra ella y la expulsaron antes de que pudiera ser coronada. El obispo de Winchester cambió de bando inmediatamente.
Matilde huyó a Winchester, donde estaban también David I de Escocia y Roberto de Gloucester. Un ejército leal a Esteban I atacó la ciudad. David I y Matilde lograron escapar gracias a la resistencia que ofreció Roberto, el cual terminó siendo capturado. Esto permitió un intercambio de prisioneros: Roberto por Esteban. La guerra civil continuó: la parte occidental del país estaba a favor de Matilde, mientras que la oriental apoyaba a Esteban I.
Mientras tanto, el rey Luis VII de Francia presionó para que uno de sus capellanes fuera nombrado obispo de Bourges en contra de la voluntad de las autoridades eclesiásticas. Esto generó un conflicto que llegó hasta el Papa Inocencio II. El conde Teobaldo IV de Blois y de Champaña decidió apoyar al candidato propuesto por la Iglesia, Pierre de la Châtre. En 1142 el ejército de Luis VII tomó al asalto la fortaleza de Vitry y la incendió, con la mala fortuna de que las llamas se propagaron hasta una iglesia vecina en la que se habían refugiado unas mil trescientas personas, que murieron carbonizadas. Fue un accidente, pero reforzó la posición de Inocencio II, que excomulgó al rey y amenazó incluso con la supresión completa de las funciones eclesiásticas en sus dominios. Esto significaría que los vasallos de Luis VII no recibirían ninguna antención religiosa, con lo que sus almas se condenarían irremisiblemente, lo que pondría sin duda al rey en una situación muy tensa frente a sus súbditos.
Ese año murió Pedro Abelardo, y Eloísa se encargó de organizar su entierro, dejando estipulado que a su muerte sería enterrada junto a él.
También murió el duque Godofredo VII de la Baja Lorena, que fue sucedido por su hijo Godofredo VIII.
El duque de Sajonia y Baviera Enrique X el Soberbio había muerto tres años antes, dejando un hijo de diez años (que, por tanto, ahora tenía trece) conocido como Enrique el León. El heredero reclamó los ducados que el Emperador Germánico Conrado III había arrebatado a su padre. La nobleza había apoyado en su día la decisión de Conrado III porque el duque era peligroso, pero ahora que estaba ya muerto nadie veía con buenos ojos que a un duque se le hubieran quitado sus ducados, ya que podría verse como un mal precedente. Por ello Conrado III tuvo que ceder a las presiones y presionó a su vez a Alberto el Oso para que renunciara al ducado de Sajonia (aunque se quedó una pequeña parte como compensación) y se lo entregara al joven Enrique. Alberto el Oso se volcó de nuevo en la Marca del Norte.
La China de los Song firmó finalmente un tratado de paz con el Imperio Jin por el que se establecía el río Huai como frontera entre ambos estados.
El Emperador Bizantino Juan II se estaba haciendo fuerte en Asia Menor y una vez más atacó Antioquía, cuya reconquista era casi el objetivo de su vida. Parecía que la ciudad iba a caer definitivamente en sus manos, pero durante el asedio Juan II fue herido en una cacería. La herida no era grave, pero se infectó y el Emperador murió en 1143. Le sucedió su hijo Manuel I Comneno, de veinte años. Si su abuelo Alejo había buscado la ayuda de Occidente y su padre Juan la amistad, Manuel I admiraba a Occidente. Vestía como un occidental y participaba en torneos al estilo occidental. Incluso llegó a plantearse unificar la Iglesia bajo las condiciones occidentales. Todo esto le ganó la simpatía de los occidentales y lo hizo impopular entre sus propios súbditos.
También murió Foulques de Anjou, el rey de Jerusalén, que fue sucedido por su hijo Balduino III.
Los venecianos impusieron al dux un consejo de sabios que limitó en parte su autoridad.
El rey Sverker I de Suecia llamó a los cistercienses a su país, que fundaron un primer monasterio en Alvastra, al cual seguirían otros en los próximos años.

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