sábado, 21 de agosto de 2010

INEXISTENTE UNIDAD DE VALENCIA Y CATALUÑA


Per: Josep Boronat Gisbert (q.e.p.d.)

La Corona de Aragón no ha sido una unidad política, lo que ahora entendemos por un Estado. Ni tampoco una Confederación, tanto si la adjetivan Aragonesa como se le añaden -todavía mas capciosamente- Catalano-Aragonesa.

El Reino de Valencia, reino constituyente de la Corona, tuvo siempre sus fueros, privilegios, leyes, prácticas, costumbres, exenciones, libertades, instituciones, cortes, lengua, moneda, fronteras, aduanas y organización militar, es decir sus peculiaridades y la propia personalidad política.

Los que, como feudatarios, podían sentirse o ser considerados vinculados de una manera especial al Reino de Aragón, como a tal reino, eran los territorios del nordeste peninsular. Estos territorios, los situados al norte del rio Llobregat, los propiamente catalanes, eran franceses desde el siglo VIII, organizados por los franceses en condados, como defensa estratégica de su imperio frente al mundo musulmán. La dependencia a los reyes francos es manifiesta incluso coincide en fechas la documentación por los años de reinado de los monarcas francos, subsistiendo de derecho esta situación todo el tiempo antes del tratado de Corbeil en 1258.

Pero, de hecho, estos condes procedieron, no solamente en actuaciones de una cierta independencia, sino rompiendo la fidelidad y traicionando a sus señores naturales, como se decía en aquellos tiempos. Esto puede verse, por ejemplo, en las embajadas del Conde Borrell de Barcelona (947-991) a Alhaquem II, sobre todo las de 971 y 974, que representa sin duda un auténtico vasallaje prestado por el conde catalán a la Córdoba musulmana.

Mas adelante, al tiempo de la creación de la Corona de Aragón, los dichos condados ya habían cambiado en las relaciones de vasallaje, siendo ahora de los reyes aragoneses: el conde de Urgel, Ermengol VI (1102-1154) lo era como teniente de las poblaciones aragonesas de Bolea, Plasencia del Monte y Zaragoza; el conde del Alto Pallars, Artal III (Artal de Alagón) (1124-1167?), por las tenencias aragonesas de Alagón, Gallur y Pedrola; el conde del Bajo Pallars, Arnal Mir (1124-1174), teniente de las poblaciones aragonesas Buil, Cabañas, Castro, Fantova, después Fraga, Lascuarre, Lozares y Ricla. Los condados de Gerona, Ausona, Besalú y Cerdaña se habían unificado en el de Barcelona, y por el matrimonio de Ramón Berenguer IV (1131-1162) pasaron a ser condados de la Corona de Aragón, mientras seguían independientes el conde de Ampurias, Ponce Hugo I (1087-1160), y el conde de Rosellón, Gaufredo III (1113-1163).

Estas vinculaciones de tipo feudal estaban siempre imbuidas del contenido jerárquico de los títulos nobiliarios, que excluía la relación de igualdad entre reinos y condados. Por tanto, podía decirse que el Reino de Aragón se extendía desde Navarra al Ampurdán, teniendo en el diversos condados relativamente independientes, como era propio de las costumbres medievales, unos aragoneses y otros catalanes. De estos últimos, el de Barcelona tenía una cierta preeminencia, a mas de que era el rey de Aragón quien lo había heredado.
Observando atentamente la actuación de estos condados, puede afirmarse de una manera general que el espíritu de la Reconsquista es extraño a Cataluña. La primera expedición contra Tortosa (1093) fue una empresa conjunta de genoveses y aragoneses; por eso en este mismo año el rey aragonés Sancho Ramírez hace disposición de las iglesias y capellanías de Salou, y hace donación a los genoveses de la tercera parte de Tortosa y de sus términos. La ocupación de Tarragona (hacia el 1095), de Tortosa (1148) y de Lérida (1149), deja estas tierras vinculadas directamente a Aragón, no a los condados catalanes.

Después vino la conquista del Reino musulmán de Valencia por el rey aragonés Jaime I (1213-1276). En este caso, contrariamente a lo que se hizo en las ocupaciones anteriores que se anexionaban a Aragón, Jaime I crea una nueva entidad política, el Reino cristiano de Valencia, estableciendo un nuevo sistema, una nueva concepción de lo que ahora diríamos Estado, mas ciudadano que feudal.
Los condados catalanes, durante el tiempo de existencia de la Corona de Aragón, no solamente no formaron ninguna unidad política con el Reino de Valencia, sino que -lo que es mas significativo aun- ni tan solo tenían frontera común. No colindaban. La mayor parte de las tierras situadas entre el Ebro y el río Cenia, ahora catalanas, a finales del siglo XII y casi todo el siglo XIII, eran tierras aragonesas. Y por tanto, Valencia y Cataluña no tuvieron límites comunes en tiempos de la conquista y creación del Reino cristiano de Valencia.

Y mucho menos una unidad de la que pueda derivarse lo que, engañando, están intentando imbuirnos los catalanizadores, como, por ejemplo, una idéntica bandera.

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