miércoles, 7 de julio de 2010

LOS MOZÁRABES VALENCIANOS (IX)


Autor: Roque Chabás
Madrid 12 de Diciembre de 1890.

9.
Cuando Beuter escribió su historia, consignó una noticia
33, que desde entonces ha sido repetida por todos los naturales y extranjeros que han tratado de los mozárabes valencianos, hasta Llorente en su Valencia34 y Eguílaz en su Glosario. No podía Sales dejar de tratar de ella y ponderarla á su sabor. Aseguran todos estos autores, tomándolo del primero, que en Valencia se llamaron Rebatines ó Rabatines á los cristianos que vivían entre los moros durante su dominación, los cuales, dicen, que habitaban un barrio inmediato á San Bartolomé, el cual desde esta iglesia llegaba hasta el muro viejo que formaba la puerta de Valldigna. Además de los dichos salen fiadores de este aserto Escolano y Diago.

Lo primero que se ocurre decir es lo raro é insólito de este nombre, pues en ninguna ciudad de España se dió á los mozárabes este calificativo. Estudiemos, pues, su significado. Eguílaz, en su Glosario etimológico, nos dice que la palabra rabatines la encontró en Müller, y que este hace referencia á Beuter. Le parece de la misma raíz que rabastieno, «soldado de caballería al servicio de los sultanes de Túnez. De rabadí, habitante del arrabal, adjetivo formado de rabad, arrabal.» Y cita el siguiente pasaje de Gonzalo de Illescas en su Jornada de Carlos V á Túnez: «Muleases volvió luego, porque aún no había pasado á los huertos donde posan los rabastienos, que son ciertos caballeros cristianos que viven en su ley y hacen guarda de la persona del rey de Túnez por antigua costumbre.»

No opinan todos los arabistas como el Sr. Eguílaz. Hay quien cree que no se puede dar la misma etimología á los rabatines de Valencia, que á los rabastienos de Túnez.
Rebatí, ó, como luego veremos, rabatí, puede derivarse de , rábida ó rápita, que Pedro de Alcalá traduce por ermita y Raimundo Martín heremitorium, aludiendo á los lugares de oración que los moros tenían fuera de las poblaciones: esta palabra se registra repetidamente en el Libro de Habices.

En el del Repartimiento suena una Rápita cerca de Valencia
35, la cual fué concedida á D. Sancho Sánchez de Lóriz con estas palabras: «turrim sive rapitam sitam juxta mare et Guadalaviar et dicitur Rapita orationis, cum VIII. jo sibi contiguis.» Esta donación fué hecha el 1.º de Agosto de 1238, durante el sitio; y antes de terminar el mes, á 18, se hace á Pedro Capdebóu la concesión de una villa junto á la rápita menor, situada cerca del mar, y al mismo tiempo se le dan unas casas en Ruzafa, que debemos suponer no estarían lejos de dicha villa. No existiendo entonces más que un puente de madera, á lo que parece, frente al portal ahora llamado de la Trinidad, es de creer que esta rápida estuviera á la derecha del río, cerca del punto en que D. Jaime quiso se construyera un puente en las inmediaciones de la Villanueva del Grao.

Pero ¿qué era una Rabat? Se llamaban así muchas fortalezas (castillos ó torres) situadas en las fronteras de los territorios cristianos, ó en las costas marítimas, que también se podían reputar fronteras. Allí se juntaban fanáticos moros, decididos defensores del Islam, los cuales, á semejanza de nuestros caballeros de las órdenes militares, rezaban y peleaban. Monasterio de Rápita hubo en el cual llegó á estar prohibida la entrada de las mujeres
36. Al que existió en Denia, junto al mar, le llaman algunos documentos Oratori moresch, ó sea lo que la donación antes citada apellida rapita orationis en el Grao de Valencia.

La existencia de una rápida menor nos prueba la de otra rápida mayor, que no sabemos dónde estaba, aunque no podía ser lejos. Estas fortalezas necesitaban hombres para su servicio permanente, y acaso cerca de ellas vivirían moros juramentados, para acudir en su auxilio al primer aviso. Las habitaciones de los rabatines debían, por consiguiente, estar precisamente en la parte más cercana á la rabat, y justamente el barrio inmediato á San Bartolomé era en la ciudad el más lejano á la fortaleza indicada. El dicho de Beuter, que los supone allí, carece de fundamento, pues no lo apoya en datos ni razón alguna. Oyó decir que en tiempo de moros había unos hombres religiosos llamados rabatines, y los colocó, como cristianos, cerca de San Bartolomé, donde él creía que estuvo su iglesia; como si no pudiera haber hombres religiosos á su manera en todas las religiones. El dicho de Beuter, trescientos años posterior á la conquista, no es bastante. Ya que él no nos da razón del mismo, vamos á buscarla en un libro contemporáneo á D. Jaime I.

En el Repartimiento de Valencia, encontramos dos donaciones, que arrojan alguna luz, y textualmente dice así la primera
37: «P(etrus) Gonçalveç Dosso miles: II. d(omos) de Abdela Abinhudeyl, in vico de Rabatin et VI jo. Roçafa: X Kal. Octobris (1238).» La segunda38: «Sancius Ferrandi F. Lupi:d(omus) de Aly Ambonel in vico de Rabati et IV jo. in Petroaher Fauquia. XIII Kal. madii (1239).» Tenemos, pues, aquí, la calle de Rabatines. Veamos ahora su situación.

En el libro De domibus Valentie
39 no aparece el vicus Rabatin, pero si el vicus hominum de Rapida varias veces, y una de ellas escrito Rrapida. Empieza el libro por la distribución de las casas, desde la puerta de la Boatella y las casas (II. domos) de Abdalla Abindail, que se dan á G. Pérez de Sarasa, y la de Ali Ambanel, armero, que es para Fortún Sancho40. Sigue después el catastro hacia la mezquita de Chepolella y la calle de la Rápita, resultando el vicus Rabatin en la calle del Mar. Que si los datos para asegurar ésto son pocos, bastan para convencernos de que su situación estaba lejos de San Bartolomé. Tanto el nombre de Rabatin, como el de homeres de Rapita, no cabe duda de que son anteriores á la conquista, por constar los primeros en donaciones de fecha anterior á ella, y el último en una de 19 de Diciembre de 1238, cuando el padrón de las casas no empezó hasta el 9 de Abril del año siguiente41.

La aplicación de estos, que parecen diferentes nombres, a una misma calle, nos da perfectamente la etimología del adjetivo rabatines, que antes hemos insinuado. Si de rábita, se forma rabati, el genitivo del plural será sonando rabitín. Está, pues, muy bien dicho cucach rabati, lo que después suena vicus hominum de Rapida. El nominativo hubiera acabado en ; pero el genitivo del plural en , que pronunciado á lo vulgar es rabatin y rabatím, llamando á aquella la calle ó barrio de los ar-rabatin, ó sea de los rabaties, como se transcribe en el Repartimiento
42: in vico de Rrapida.