martes, 22 de junio de 2010

LITERATURA MAGREBI


LITERATURA MAGREBI, conjunto de textos literarios escritos en los países del Magreb por autores de cultura magrebí.
El área lingüística y cultural del Magreb se ha constituido a lo largo de los siglos por poblaciones bereberes autóctonas que se vieron sometidas por grandes oleadas invasoras. En este archipiélago particular, que los árabes consideran desde siempre como el Occidente (significado literal de la palabra Magreb), la literatura ha sufrido sucesivamente las influencias púnica y judía, griega y latina, vándala y bizantina, árabe, turca y francesa, antes de constituirse los Estados modernos independientes como se conocen hoy en día. La adhesión al islam a partir del siglo VIII d.C. se ha llevado a cabo de forma lenta y continuada hasta nuestros días, hasta el punto de convertirse en uno de los cimientos de la cultura magrebí. Sin embargo, ha sabido conservar una identidad propia, diferente tanto de la europea, como de la del mundo árabe, a pesar de estar situado en el cruce de África, Oriente y Occidente.
La época preislámica

El alfabetto líbico-bereber se asemeja al tifínagh, la escritura de los actuales tuaregs. Normalmente se tiende a asociarlo con la familia semítica a veces incluso se clasifica la lengua como proto-semítica. Este término se explica por la implantación antigua de comunidades judías y de comerciantes fenicios en la costa mediterránea. De esta época quedan textos en lengua púnica, estelas votivas o tratados técnicos sin interés literario propiamente dicho. Se encuentran en muy mal estado, y algunos han llegado hasta hoy en forma de copias latinas. Después de la conquista romana de África del Norte, el latín y el griego se expandieron y algunos magrebíes destacaron como helenistas renombrados.

La literatura latina de África

El latín tardó bastante tiempo en imponerse como lengua de uso cotidiano. Los textos latinos más importantes se escribieron a partir del siglo I d.C, y hasta el siglo VI. Pero su máximo esplendor se sitúa hacia el año 430, tras la muerte desan Agustín (De Ordine, Confesiones). El gusto por la elocuencia, la retórica y la predicación religiosa caracterizaba las obras de este periodo, sin que esto tuviese porqué ir en detrimento de la sensibilidad y la subjetividad (véase Lucio Apuleyo). Los autores cartaginenses representaban una de las comunidades literarias y artísticas más brillantes del Bajo Imperio, pero una nueva generación de autores cristianos, herederos de los Padres de la Iglesia africana, hizo su aparición (véase Tertuliano, san Cipriano).

La literatura en lengua árabe

La conquista no supuso la islamización, y mucho menos la arabización inmediata de los pueblos del Magreb. La identidad árabe-islámica fue creándose poco a poco en un espacio donde los viajeros ocupaban un lugar importante y donde las vías de comunicación existentes entre las diferentes partes del imperio permitían que numerosos sabios magrebíes marcharan a formarse en Oriente.
La cultura árabe-islámica concedía mayor importancia a disciplinas como las ciencias coránicas, jurídicas y teológicas, aunque la filología y la historia también tenían cierta relevancia. Kairuán desempeñó un papel crucial en la actividad cultural, aunque las dinastías locales gozaban de cierta autonomía con respecto al poder central. De esta vida cultural se formó un sólido fermento religioso que contribuyó de manera decisiva en la propagación del rito malequita, filosofía existencial que, una vez consolidada, se estableció durante un largo periodo en el Magreb. La actividad de Kairuán preconizaba lo que iba a desarrollarse por todo el Magreb. Varias generaciones de gentes de letras se formaron en las universidades de Tunez, Tlemcen y Fez, pero también en Marrakech, Mequínez o Bejaia, que fueron centros activos de difusión cultural..

Desde la mezquita a la zawiya (`escuela coránica') se perpetuó la tradición, los estudiantes emprendían largos viajes para escuchar a los sabios y recibir de ellos el igaza, la licencia para poder enseñar. Entre los autores que ilustran esta corriente, destacan el historiador Ibn Jaldún y el escritorIbn Batuta, que relató los largos periplos entre Oriente y Asia, desde China y Rusia hasta África negra (1373).