domingo, 23 de mayo de 2010

LA PREAUTONOMIA VALENCIANA (XVI)






PANCATALANISMO


Vicente Ramos en (de Albiñana...) nos dice: “I Países Catalanes. El pancatalanismo “manifestación de ese espíritu expansivo de nuestro ideal nacional”, que aspira “a la integración de todas las tierras de habla catalana en un Estado autónomo, miembro de una futura Federación hispánica, ibérica, occidental, latina o europea”, fue en sus orígenes, como todos saben, un movimiento burgués y clerical. Pero el pancatalanismo “estricto, al valencianizarse, tras la guerra civil de 1936-1939, se marxistizó, se izquierdizó, hasta el punto de que esta corriente exógena influyó poderosamente en “Cataluña estricta”, cuya política actual es la de apoyar en un todo al pancatalanismo paísvalenco.

Consecuentemente, el independentismo pancatalán, que se nutre del extraño connubio entre el nacionalismo derechista y el marxismo, ha llegado al siguiente sincretismo: “Cuando nos hablan de cultura nos están hablando de predominio; cuando nos hablan de lengua nos están hablando de poder político; cuando nos hablan de comunidades, realmente lo que quieren decir es proletariado”.

Manuel de Pedrolo “Premi d’Honor de les Lletres Catalanes”, ha confirmado que: “las formaciones independentistas a nivel nacional de Países Catalanes” pertenecen al “área del marxismo”. Todos aceptan que los Países Catalanes constituyen una nación, pero con palabras de un personaje de su libro “Totes les bèsties de cárrega” , los nacionalistas “som i serem uns fills de puta”. Pedrolo dice que esta expresión ·no era un insulto: de hecho, quería decir eso: convencionalmente (y no debo añadir que no estoy ni nada ni poco de acuerdo), un hijo de puta es aquel que no tiene un padre legalmente reconocido; un borde, un bastardo. Que, poco más o menos, es lo que somos los catalanes: tenemos una madre, una nación, pero nos falta un padre, el Estado. La existencia de un padastro no cambia en nada las cosas”. Y hacia la conquista del Estado pancatalán tienden todos los esfuerzos de estos nacionalistas-independentistas-derechistas-marxistas, hambrientos de tierras y de riquezas que no poseen, porque, como se ha repetido hasta la saciedad, “los Países Catalanes no son más que una cuestión de poder, de soberanía”.

No valen copias culturalistas. “Los Países Catalanes con nuestra nación (...), están formados por diferentes unidades con unas características propias diferenciadas. El mismo plural de la palabra, Países, denota la existencia de diferentes regiones o países dentro de la unidad nacional del conjunto (...). La realidad actual exige, por tanto, impulsar la lucha de liberación nacional de los Países Catalanes, partiendo de los diferentes países; eso exige que el proceso surja autónomamente a partir de organizaciones obreras y populares, propias de cada uno de los países, y que el proyecto de unidad política de todos los Países Catalanes reconozca explícitamente sus regiones sobre la base de una estructura interna confederal.

La constitución, el pasado 5 de mayo, en la ciudad de Mallorca, de la Coordinadora d’Esquerra Nacionalista de los Països Catalans, formada por el Bloc catalá de Treballadors, el Partit Socialista de Mallorca y Socialistes del País Valencia. En un primer paso en la línea que hemos apuntado”.

Esta Coordinadora se reunió el siguiente 2 de junio en la misma ciudad con representantes del BEAN, Euskadico Ezquerra, Unión del Pueblo Canario y Partido Obrero Galego. “Por eso, una política de Países Catalanes exige una política en todo el Estado español e internacional, y el objetivo de independencia nacional ha de ir estrechamente unido al de confederación internacional”. En definitiva, “la existencia de un poder obrero y popular independiente en los Países Catalanes se ha de basar en una confederación interior de cada uno de los Países y en una confederación exterior con las otras naciones libres”.

Dicha Coordinadora, en su amanecer, expuso el objetivo de potenciar la izquierda nacionalista, coherente “con la voluntad de reconstrucción nacional de nuestra comunidad, libremente decidida por nuestros pueblos en el camino de la lucha por un nuevo modelo de desarrollo con la perspectiva del socialismo”.

El igual sentido se mueve el PSAN, en cuyo I Congreso (Valencia y Barcelona, abril 1978) se expuso la pretensión de “difundir una ideología política que sirva para destruir el Estado español, requisito indispensable para poder construir el Estado socialista de los Países Catalanes” . Por lo que uno de sus gerifaltes, José Guía, opina que es necesaria la lucha armada, como pidió en Vinaroz y nos cuenta “Canigó” del 13 de octubre de 1979, página 24.

Al final del folleto del PSAN, aquí citado, figuran las adhesiones de aquellos “ciudadanos de los Países Catalanes” que reconocen los méritos del PSAN en “sus dos años de lucha por la Liberación Nacional, por el Socialismo y por la unidad de los Países Catalanes” . Y, entre otros, firman Andrés Alfaro, Max Canher, Eliseo Climent, Vicente Andrés Estellés, Juan Fuster, José María Llompart, Ricardo Pérez Casado (actual alcalde de Valencia), Gaspar J. Urbán, Enrique Valor, José Vicente Mateo, José Piera, etc.

Juan Fuster no sólo se adhiere, sino que se confiesa maximalista: “El PSAN es la minoría de siempre, la minoría incordiante que hace falta (...). No nos engañemos: sin los escasos y heroicos maximalistas teóricos de los Países Catalanes –entre los que me entiendo figurar-, la afluencia catalanista-españolista de los partidos parlamentarios sería cada vez menos catalanista y más españolista”.

Así se justifica la oposición del pancatalanismo marxista al texto del Estatuto catalán, ya que en éste no figura con la claridad necesaria la creación posible de los Países Catalanes.

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