sábado, 22 de mayo de 2010

LA MANCEBÍA DE VALENCIA (I)


APUNTES HISTORICOS SOBRE LOS FUEROS DEL ANTIGUO REINO DE VALENCIA
Autor D. Vicente Boi – Cronista de la misma Ciudad
Valencia 1855


Según Cobarrubias en su »Tesoro de la lengua castellana," la Mancebía significa el lugar o casa pública de las malas mugeres. Estas casas públicas se designaban en la antigua Roma con la voz Lupanar. La palabra Burdel, según el P. Larraga en su obra sobre la excelencia de la lengua vascongada, viene de la voz borde, porque estas casas se formaban en otros tiempos en los bordes u orillas de las aguas, y se deriva del vascuence Bordaunde, o Bordunde, que significa casa sucia o puerca, así como se llamaba Borde o Burdo al hijo nacido de mujer que ha tenido ruin fama, o de muchos padres. Antiguamente la licencia no sólo tenía estas guaridas, sino templos también: los griegos obligaban a la prostitución en muchas ocasiones. Plinio (L. v. c. 22) dice, que en ciertas festividades dedicadas al Sol y a Venus, las mujeres de Heliópolis, en la Siria, se prostituían a los exstranjeros.
Algunos pueblos de aquellos tiempos estaban en la persuasión de que el humo de orujo o terrón de la aceituna, era a propósito para atraerse el amor de otro, a cuya costumbre alude el Profeta Baruch, cuando dice en su capítulo VI: »Las mujeres para honrar a la diosa Venus, ceñidas de cordones se sientan en los caminos, quemando el terrón de la aceituna, con el objeto de atraer algún pasajero." Esta costumbre era más religiosa en Babilonia, donde las mujeres tenían la obligación, una vez en la vida, de presentarse a la puerta del templo de su Venus, llamada Salambó, y esperar allí que fuesen llamadas por algún extranjero, al que debían prostituirse en una pieza dispuesta en aquel templo, denominada Succoth-Benot, o sea el Tabernáculo de las doncellas.
Los romanos remontan su historia hasta la prostitución de Lupa (Acca Laurentia), o Loba, mujer del pastor Fáustulo, y a la cual se le dio este nombre a causa de su vida disoluta. Un autor latino dice, que en Roma se llamaron Lupas (lobas) las mujeres impúdicas, porque antes de que hubiese ciudades en Italia, vivían las prostitutas en los bosques, donde robaban a los pasajeros, después de haberlos acariciado. Habia en la antigua capital del mundo casas dedicadas a Venus, Príapo (Phalo) y a Baco; conventículos llamados Lupanares (loberas), derivado de Lupa; y eran tan comunes, que estaban permitidos por el gobierno, según se ve en la arenga que pronunció Cicerón hablando de Coelius.
Calígula, Emperador, estableció un lupanar público en su mismo palacio, destinando lujosas habitaciones para las cortesanas, que tomaron de aquí este nombre.
Tiberio estableció otros en sus palacios de recreo; siendo el más célebre el que estuvo en la isla de Capra, en que se entraba por medio de unas tarjetas o medallas de bronce y a las que se da el nombre de Spintrianas por los Numismáticos, en las que estaban grabadas escenas lúbricas, y el número de las veces que podía entrarse en el Lupanar, para lo que se cambiaba la moneda por otra de número menor cada vez que salía.
Según Butron en su discurso de la pintura, el célebre pintor Parrhasio fue el que pintó los cuadros obscenos para los Lupanares de Tiberio, y puede creerse, atendiendo a su perfección, que daría el mismo célebre artista los dibujos para las dichas monedas Spintrianas.
Las casas públicas o lupanares eran conocidas por tener encima de las puertas unos grandes Phalos o Príaphos de piedra, figuras obscenas de que se han descubierto muchas en Herculano. Hasta las mismas lámparas que usaban en los lupanares eran de figura de Phalos, con representaciones lúbricas.
El Emperador Eliogábalo castigaba con pena de la vida a los que insultaban a las mugeres públicas. Causa horror el cuadro de libertinage, que en esta parte ofrece la historia imperial de Roma.
En la edad media era el amancebamiento una especie de matrimonio civil, que se toleraba y admitía siempre que la concubina fuese mujer condenada por algún delito, o bien de la plebe o nacimiento oscuro, o prostituta pública, mayor de doce años; pero en todos casos debía no ser virgen, ni pariente del hombre que la recibía por manceba. También podía ser la concubina virtuosa, honesta, o viuda de buenas costumbres; pero en estos casos el hombre tenía que recibirla con testigos ante notario público y escritura, en que se expresase se recibía como tal concubina, constando el tiempo por qué se la recibía y las condiciones con que había de dejársela a ellos y a sus hijos, si resultasen de esta unión irreligiosa. Como consecuencia de esta ley de Justiniano, continuaron en Oriente y Occidente las casas de prostitución hasta el siglo XIV con pocas interrupciones, causadas por alguno que otro Emperador o Rey escrupuloso. Los Papas se esforzaron en mejorar las costumbres, mandando cerrar los lupanares, bajo penas espirituales; pero a pesar de todo continuó en Europa el establecimiento público de estas casas de prostitución.
En España se siguieron en esta parte las costumbres romanas; y eran también conocidas las mancebías en el siglo VII, según se ve en una ley de Recesvinto. Las leyes de las Partidas hablan en diferentes puntos de las mancebas, barraganas y meretrices; y los contratos públicos de mancebía se hacían en los siglos XIV y XV por ante notario público, como se lee en un documento de esta clase, fechado en 16 de Abril de 1399. Así fue que las mancebías llegaron en España a tal grado de organización en los siglos XVI y parte del XVII, que sería fácil probar que se hallaron a la altura en que lo están hoy en los países de Europa, donde son toleradas y amparadas por el gobierno, teniendo en cuenta las exigencias de cada siglo.
Valencia, pues, encerraba dentro de sus muros una de las Mancebías más famosas de Europa en aquellos tiempos, reglamentada por el Consejo de la ciudad, y autorizada por los Fueros.

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