miércoles, 11 de noviembre de 2009

LA PREAUTONOMIA VALENCIANA

Autor: Pepe Guillén Milla
Valencia, noviembre de 2009

Este prólogo es con el que empieza el libro “La Autonomía Valenciana” que estoy escribiendo y que tengo en avanzado estado de gestación. Con él quiero dejar constancia de lo que yo conozco sobre el importante momento de nuestra reciente historia, como fue ”La Batalla de Valencia”, batalla que, aun hoy, continua, quizás algo más aletargada, pero viva entre los que nos consideramos valencianistas, entre los que pretendemos que nuestra historia no desaparezca de la memoria de los valencianos y, de lo que es más importante, que sirva para el conocimiento para la generaciones futuras, que son las que tienen que recibir nuestra herencia cultural y de defenderla antes las presiones políticas como las que hasta el momento estamos padeciendo.

Vaya, pues, por delante esta presentación que, sin duda, será continuada en este mismo blog conforme vaya ultimando los diferentes capítulos.

PROLOGO DEL AUTOR

Hace ya bastante tiempo que tenía la intención de hacer un estudio sobre los acontecimientos que se produjeron en nuestro Reino de Valencia, a raíz de la muerte del general Franco y la desaparición de la dictadura que duró desde 1939 –año del fin de la guerra civil española- hasta 1975 año de su muerte.

La instauración de la democracia en España iba a traer para el Reino de Valencia fatales consecuencias, especialmente en lo que se refiere a su más importante cultura y señas de identidad: la Lengua Valenciana, la Real Señera Coronada, su Himno y la denominación del territorio autonómico.

A partir de 1975 se produce en el aspecto sociológico lo que podríamos llamar “la generación perdida” por su nula, escasa y desinteresada participación en la defensa de nuestras señas de identidad. La inmensa mayoría del pueblo dejar hacer a los políticos, no interviene para nada en los tejemanejes de los despachos y, cuando se consensua todo en contra de nuestra idiosincrasia, vienen las críticas, las quejas y también, todo hay que decirlo, el acatamiento, el conformismo, el pasotismo... de muchos. Demasiados.

Entonces, dicen: ya no hay nada que hacer. Pero si que hubo que hacer y, además, hicieron, un puñado de valientes valencianistas, que no conformados con las traiciones que en contra de nuestro Reino de Valencia se estaban gestando, se lanza a la calle, se enfrenta a la política pancatalanista de todos, absolutamente todos, los partidos políticos y comienza lo que se conoce como la Batalla de Valencia.

Hoy, con la perspectiva de los años transcurridos, vemos que todas aquellas planeadas traiciones se transformaron en realidades y, fruto de los acuerdos, tanto públicos como en secreto, entre las fuerzas políticas, nuestro Reino de Valencia –hoy Comunidad Valenciana por imperativo legal- tenemos que padecer la sangría de los enfrentamientos entre muchos valencianos: padres e hijos; hermanos entre hermanos; vecinos entre vecinos; amigos entre amigos; división de muchas familias y todas aquellas combinaciones que queramos hacer sobre la desunión en la que hemos caído. Los objetivos han sido logrados y las generaciones que han pasado por los centros escolares están siendo manipuladas, cultural, intelectual e históricamente, por la política –tanto de derechas como de izquierdas- que “democráticamente” gobiernan nuestra tierra.

Este libro sólo pretende dejar constancia de algunos de los hechos que acontecieron en aquellos difíciles años de la preautonomía, así como las consecuencias que comportaron para nuestra tierra las decisiones partidistas que “els parlamentaris del plenari” tomaron a espaldas del pueblo, único propietario de su pasado, de su presente y de su futuro. Los acontecimientos fueron muchos y el silencio cómplice de los medios de comunicación, hace que sea bastante difícil calcular y conocer la importancia de cuanto sucedió. Solo hay escasas referencias a la Batalla de Valencia y, como relato más fehaciente de todo aquello, tenemos que recurrir a las personas que vivieron y protagonizaron la etapa más delicada de nuestra historia reciente.

Por último quiero hacer constar que algunos de los artículos de distintos autores que introduzco en este libro, están escritos en lengua valenciana, respetando la forma en que los citados autores los escribieron. En estas redacciones se utiliza lo que en el valencianismo cultural conocemos como las “Normas d’El Puig”, aprobadas el 7 de marzo de 1981 en la Sala de Señeras del Real Monasterio de Santa Maria de los Angeles o de El Puig, apoyadas y refrendadas por más de mil firmas entre entidades y particulares, normativa basada fundamentalmente en la forma de hablar y expresarse de los valencianos, que hemos ido adquiriendo en el transcurso de los años. La única explicación que puede tener una lengua viva como es la valenciana, es la de que el unico dueño de la misma es el pueblo y los filólogos solo tienen la obligación de normativizar lo que el pueblo habla. No cabe otra elucubración. Ya José Boronat Gisbert (q.e.p.d.) nos dice: “la evolución de un idioma es el advenimiento de la inspiración y de la creatividad de los que hacen o elaboran el idioma: los habitantes, el pueblo”.

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